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Martes, 03 de Enero de 2012

El arte de la hipocresía

Hipocresía dice la RAE fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se sienten o experimentan. Podemos adornar nuestra sociedad con normas y costumbres brillantes que nos hacen sentir bien, en el círculo social en que vivimos de puertas para afuera, pero de puertas para adentro dejamos mucho que desear. Todos los años por estas fechas se celebra la Navidad, Santa Claus, Fin de Año, Reyes,… todo muy bonito, idílico se podría decir. Pero el espíritu de la Navidad es más el espíritu del consumo y las celebraciones familiares (que más que celebraciones son sofocones), que la Navidad en sí, pero todo muy bonito por Navidad.
En este comportamiento social sí está eso de ayudar a tus semejantes, dar de comer al hambriento y de beber al sediento “el comerciante” ¡Bien por el espíritu de la Navidad! pero si alguien nos observara por el agujero de la cerradura, cuál sería su conclusión del grado de hipocresía.
¿Para quién se viste la mujer o el hombre cuando sale de fiesta? Todo se entiende, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra ¡No se tiró ninguna piedra! con ellas se hicieron templos e iglesias, espero que se entienda, porque esto de la hipocresía enturbia la mente. No es que esté mal esto de arreglarse para salir, pero sí el no salir si no tienes el disfraz de calle. Nuestra sociedad se parece mucho a la indígena del Amazonas o de La India con sus plumas, pieles, pirsin y tatuajes, con una diferencia, que esta sociedad es más sincera y menos hipócrita que la nuestra. Miles de años hay entre las dos, pero en el fondo del comportamiento humano en lugar de miles de años hay miles de injusticias, todas justificadas con leyes y demás argumentos hipócritas en favor del desarrollo, como el de las armas para las guerras, habiendo en la actualidad más de cuarenta. Parece ser que no se puede parar la industria de las armas de guerra, porque nos tenemos que defender de los malos, que somos nosotros.
Muchos sociólogos concuerdan que es parte de la naturaleza humana estar en conflicto constante. Parece ser que no hemos tenido bastante o no hemos aprendido nada con la segunda guerra mundial, con los campos de concentración y de exterminación en masa de seres humanos ¡No, no hemos tenido bastante, queremos más! Los dirigentes del poder, trajeados y mirando a sus iguales por encima del hombro, creyéndose dioses, como si nunca fueran a volver a la arena del ruedo de donde salieron. El poder es tal droga que las “personas” que lo toman se transforman como si de una metamorfosis se tratara, dejando de ser lo que eran olvidándose de su esencia natural. No sé si avergonzarme o mirar para otro lado, como está todo tan bonito por Navidad y como conmigo esto no va, porque estas cosas son siempre de los demás, nuestras no, hipocresía barata. Pero en fin, como la hipocresía  enturbia la mente, Feliz Navidad desde la atalaya de la ignorancia.

“Cuando la comunicación se rompe por las ideologías quien manda es la sin razón”

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