Admirable Victor
Se llama Víctor Martín y es montijano. Es protagonista de
una de esas asombrosas historias de superación con las que, de vez en cuando, tenemos
la suerte de toparnos. Este joven de 19 años padece una enfermedad
degenerativa, la misma que sufre el hijo de Isabel Gemio.
Con un 80% de discapacidad, se mueve gracias a una silla de ruedas porque sus
miembros inferiores y superiores están muy afectados. Víctor no cuenta con el
respaldo económico y mediático de la familia de la famosa periodista. Su madre
es viuda desde hace dos años, tiene otros dos hijos y muchos problemas.
Pero sin duda, es un héroe de nuestro tiempo porque, con las pocas cartas que
le han tocado en la vida, está dispuesto a ganar la partida. Con una voluntad
férrea, este chico estudió en el IES Extremadura toda la ESO y un ciclo
formativo. El centro montijano se preparó para recibir a este alumno tan
especial construyendo rampas donde hiciera falta para facilitar su acceso por
el edificio y solicitó un ATE, que es una persona dedicada a estos casos
educativos especiales, digamos un asistente personal. Todo ello hizo posible
que el objetivo de Víctor se fuera cumpliendo, demostrando lo que ya
todos sabemos: que llega más lejos el que quiere que el que puede. En una
región como la nuestra, que cuenta con más del 30% de absentismo escolar, este
chico es como la joya de la corona. Un día de estos ha visitado la radio para
contarnos su historia. Lo acompañaba Santiago Marín, el
orientador del instituto, que no tenía palabras para demostrar la admiración
que siente por este joven. Él, que se pasa el día convenciendo a los
alumnos y a sus familiares de la importancia
de la formación y buscando soluciones para que no se descarrilen, se encuentra
con este caso y le entran ganas de ponerle una alfombra roja. Seguro. Se le
llenaba la boca hablando de su fuerza de voluntad, de su alegría y buen humor,
de su interés. Repetía con admiración cómo luchaba por superarse y salir
de su casa para seguir trabajando Y yo los tenía a los dos delante,
acompañados por Mari Chelo, la madre del chico y pensaba que si hubiera muchas
personas así, el mundo iría mucho más derecho.
Ahora Víctor ha puesto sus miras en la Universidad. Para
ello se ha matriculado en bachillerato pero hasta el día que nos visitó
(23 de noviembre), no ha recibido respuesta de la Consejería de Educación a la
petición de un ATE, condición imprescindible para poder asistir a las clases.
Para este retraso se dan razones de organización, de presupuesto…..pero el
tiempo apremia y los meses del curso van pasando y cada vez será más difícil
coger el tren.
Yo había reservado este artículo para hablar del resultado de las elecciones
del día 20, pero he decidido unirme a este heroico trío, pues me ha resultado
mucho más interesante. Desde esta humilde columna solicito también a la
administración que solucione este caso cuanto
antes, que si Víctor ha conseguido vencer sus enormes dificultades, que no lo
pare ahora la dichosa burocracia. Y si hay dinero para megasueldos,
subvenciones, pre-jubilaciones y gastos superfluos y no lo hay para este
chico, habrá que reinventar el sistema desde abajo,
porque sería un verdadero fracaso.
Se llama Víctor Martín y es montijano. Es protagonista de
una de esas asombrosas historias de superación con las que, de vez en cuando, tenemos
la suerte de toparnos. Este joven de 19 años padece una enfermedad
degenerativa, la misma que sufre el hijo de Isabel Gemio.
Con un 80% de discapacidad, se mueve gracias a una silla de ruedas porque sus
miembros inferiores y superiores están muy afectados. Víctor no cuenta con el
respaldo económico y mediático de la familia de la famosa periodista. Su madre
es viuda desde hace dos años, tiene otros dos hijos y muchos problemas.
Pero sin duda, es un héroe de nuestro tiempo porque, con las pocas cartas que
le han tocado en la vida, está dispuesto a ganar la partida. Con una voluntad
férrea, este chico estudió en el IES Extremadura toda la ESO y un ciclo
formativo. El centro montijano se preparó para recibir a este alumno tan
especial construyendo rampas donde hiciera falta para facilitar su acceso por
el edificio y solicitó un ATE, que es una persona dedicada a estos casos
educativos especiales, digamos un asistente personal. Todo ello hizo posible
que el objetivo de Víctor se fuera cumpliendo, demostrando lo que ya
todos sabemos: que llega más lejos el que quiere que el que puede. En una
región como la nuestra, que cuenta con más del 30% de absentismo escolar, este
chico es como la joya de la corona. Un día de estos ha visitado la radio para
contarnos su historia. Lo acompañaba Santiago Marín, el
orientador del instituto, que no tenía palabras para demostrar la admiración
que siente por este joven. Él, que se pasa el día convenciendo a los
alumnos y a sus familiares de la importancia
de la formación y buscando soluciones para que no se descarrilen, se encuentra
con este caso y le entran ganas de ponerle una alfombra roja. Seguro. Se le
llenaba la boca hablando de su fuerza de voluntad, de su alegría y buen humor,
de su interés. Repetía con admiración cómo luchaba por superarse y salir
de su casa para seguir trabajando Y yo los tenía a los dos delante,
acompañados por Mari Chelo, la madre del chico y pensaba que si hubiera muchas
personas así, el mundo iría mucho más derecho.
Ahora Víctor ha puesto sus miras en la Universidad. Para
ello se ha matriculado en bachillerato pero hasta el día que nos visitó
(23 de noviembre), no ha recibido respuesta de la Consejería de Educación a la
petición de un ATE, condición imprescindible para poder asistir a las clases.
Para este retraso se dan razones de organización, de presupuesto…..pero el
tiempo apremia y los meses del curso van pasando y cada vez será más difícil
coger el tren.
Yo había reservado este artículo para hablar del resultado de las elecciones
del día 20, pero he decidido unirme a este heroico trío, pues me ha resultado
mucho más interesante. Desde esta humilde columna solicito también a la
administración que solucione este caso cuanto
antes, que si Víctor ha conseguido vencer sus enormes dificultades, que no lo
pare ahora la dichosa burocracia. Y si hay dinero para megasueldos,
subvenciones, pre-jubilaciones y gastos superfluos y no lo hay para este
chico, habrá que reinventar el sistema desde abajo,
porque sería un verdadero fracaso.






















