Música y deporte
Cuando hace apenas unos meses Sony anunció el cese de la producción del walkman, volvimos a recordar la revolución que supuso en los años 80 el invento. Todo el mundo salía de su casa con el aparato, y casi todos nos iniciamos en la fantástica sensación de escuchar música mientras hacíamos deporte. Actualmente es tal la sofisticación, que es difícil encontrar alguna persona que. bien andando, trotando o corriendo, no utilice su móvil, ipod o similares que ponen banda sonora a su esfuerzo físico. Existe una gran relación entre la música y el deporte, de tal manera, que una mala elección musical puede echar por tierra un entrenamiento. Es clara la influencia que la música tiene sobre la actividad física: ayuda a la ejecución del movimiento y mejora la calidad de éste, estimula e incita a la ejecución y favorece la concentración, puede mejorar el rendimiento, ejerce una función de excitación o de relajación….
La música es el componente fundamental para motivar y marcar el ritmo para andar o correr, en aeróbica, fitness, kickboxing, levantamiento de pesas , así como para descargar tensiones, estrés o depresión. Calentamiento, entrenamiento y relax tienen un ritmo-tempo muy diferente. El tiempo es “la frecuencia media del pulso musical” el número de beats por minuto (BPM = golpes por minuto), la velocidad de la música. Incide directamente en la intensidad del entrenamiento, además de dictar la velocidad de ejecución de los movimientos, lo que ayuda a una correcta ejecución. Podríamos decir que casi acompañan el ritmo cardíaco.
Para los jóvenes de hoy, buenos ejemplos de canciones serían I Like the Way You Move, de los Bodyrockers o Mercy, de Duffy. Para gente más mayor, se recomienda The Heat Is On, de Glen Ferry, Don't Stop Me Now, de Queen, o Dancing Queen, de Abba.
Creo que el mes de los buenos propósitos no es enero, sino septiembre, fundamentalmente en lo relacionado con cuestiones deportivas y físicas. Con un tiempo climatológico más suave y otoñal, puede ser el momento más propiado para "moverse" y escuchar música, que nos ayudará a superar sin problema el efecto "depresión post-vacacional / fin del verano".
Todo es cuestión de empezar: música cómoda, calzado que te guste ( o viceversa) y ponerse a "callejear". Eso sí, se hará un ejercicio extra muy beneficioso que es el levantamiento de brazos: con auriculares levantar el brazo con aire casi militar se convirtirá en la única manera de saludar, y si el saludado se ha iniciado también en el arte del ejercicio físico-musical, reponderá con el mismo gesto. (No olvides utilizar ambos brazos para ello).
En el próximo maratón de Londres, como prueba experimental, se pondrá música a todo el recorrido, seleccionada cuidadosamente para poder comprobar la teoría de relación entre música y deporte en un evento deportivo multitudinario. Yo por si acaso, le pediré a mi amigo y compañero Pedro Tarifa, los entrenamientos apropiados para ello mientras pensamos en qué consistiría nuestra apuesta…Hagan juego.
Cuando hace apenas unos meses Sony anunció el cese de la producción del walkman, volvimos a recordar la revolución que supuso en los años 80 el invento. Todo el mundo salía de su casa con el aparato, y casi todos nos iniciamos en la fantástica sensación de escuchar música mientras hacíamos deporte. Actualmente es tal la sofisticación, que es difícil encontrar alguna persona que. bien andando, trotando o corriendo, no utilice su móvil, ipod o similares que ponen banda sonora a su esfuerzo físico. Existe una gran relación entre la música y el deporte, de tal manera, que una mala elección musical puede echar por tierra un entrenamiento. Es clara la influencia que la música tiene sobre la actividad física: ayuda a la ejecución del movimiento y mejora la calidad de éste, estimula e incita a la ejecución y favorece la concentración, puede mejorar el rendimiento, ejerce una función de excitación o de relajación….
La música es el componente fundamental para motivar y marcar el ritmo para andar o correr, en aeróbica, fitness, kickboxing, levantamiento de pesas , así como para descargar tensiones, estrés o depresión. Calentamiento, entrenamiento y relax tienen un ritmo-tempo muy diferente. El tiempo es “la frecuencia media del pulso musical” el número de beats por minuto (BPM = golpes por minuto), la velocidad de la música. Incide directamente en la intensidad del entrenamiento, además de dictar la velocidad de ejecución de los movimientos, lo que ayuda a una correcta ejecución. Podríamos decir que casi acompañan el ritmo cardíaco.
Para los jóvenes de hoy, buenos ejemplos de canciones serían I Like the Way You Move, de los Bodyrockers o Mercy, de Duffy. Para gente más mayor, se recomienda The Heat Is On, de Glen Ferry, Don't Stop Me Now, de Queen, o Dancing Queen, de Abba.
Creo que el mes de los buenos propósitos no es enero, sino septiembre, fundamentalmente en lo relacionado con cuestiones deportivas y físicas. Con un tiempo climatológico más suave y otoñal, puede ser el momento más propiado para "moverse" y escuchar música, que nos ayudará a superar sin problema el efecto "depresión post-vacacional / fin del verano".
Todo es cuestión de empezar: música cómoda, calzado que te guste ( o viceversa) y ponerse a "callejear". Eso sí, se hará un ejercicio extra muy beneficioso que es el levantamiento de brazos: con auriculares levantar el brazo con aire casi militar se convirtirá en la única manera de saludar, y si el saludado se ha iniciado también en el arte del ejercicio físico-musical, reponderá con el mismo gesto. (No olvides utilizar ambos brazos para ello).
En el próximo maratón de Londres, como prueba experimental, se pondrá música a todo el recorrido, seleccionada cuidadosamente para poder comprobar la teoría de relación entre música y deporte en un evento deportivo multitudinario. Yo por si acaso, le pediré a mi amigo y compañero Pedro Tarifa, los entrenamientos apropiados para ello mientras pensamos en qué consistiría nuestra apuesta…Hagan juego.




















