Fernández Vara y su apego a la burbuja inmobiliaria · María Luisa García Borruel · Candidata de UPYD a la Presidencia de la Junta de Extremadura
En la inauguración de la XIX edición de la Feria Ibérica de la Construcción (Ficon 2011), en Don Benito, nuestro presidente Guillermo Fernández Vara afirmó: “Quiero poner en valor al sector de la construcción y quiero eliminar cualquier atisbo de responsabilizar a este sector de todos los males de este país porque éste fue el sector que permitió la prosperidad y el progreso durante muchos años y además lo necesitamos…pero es verdad que necesitamos un cooperador necesario que se llama ‘los bancos y el sistema financiero’ y sin ellos no podremos lograr esa recuperación”. Le preocupa que el crédito no llegue a un sector al que, hace dos años al inaugurar una planta fotovoltaica consideraba una rémora . Decía entonces que el sector energético debe “tomar el relevo del exceso de mano de obra que ha ocasionado la burbuja inmobiliaria de los últimos años”.
Y ahora pretende resucitar la burbuja con gestos como la ley de suelo que legaliza la especulación en zonas protegidas. Aumenta licitaciones de obra pública en un 117 por ciento respecto al pasado año echando un cable a la Asociación que preside el ex Presidente de la Asamblea y ex presidente del PSOE extremeño. El modelo por el que el Presidente siente tanto apego ha generado una inmensa sobreinversión durante la última década, tanto en infraestructuras como en vivienda y edificación. La reciente memoria histórica nos ha demostrado que cualquier infraestructura valía para engordar exponencialmente los balances de las constructoras que formaban parte del entramado políticos-banca-constructoras en nuestro país (aeropuertos inútiles, el AVE que nunca se amortizará, las autopistas sin tráfico, las rotondas absurdas, las aceras cambiadas en múltiples ocasiones…). Hasta antes de ayer se seguían inaugurando en la región edificios cuyo mantenimiento, necesidad y funcionalidad desconocen los mismos cortacintas y primerapiedristas que se hacen la foto para rentabilizarlo políticamente.
La trágica lección del estallido de la burbuja inmobiliaria, y la crisis financiera que se está llevando por delante a las cajas de ahorro, es que lo último que necesitan esta región y este país es más infraestructuras o más vivienda. No hasta que amorticemos lo edificado y demos salida al stock de viviendas sin vender. La construcción es un “sector auxiliar”, es decir algo que sirve para que otros sectores funcionen (una fábrica necesita un edificio, los trabajadores tienen que vivir en algún lado, las mercancías necesitan infraestructuras de transporte, etc.). Y hemos convertido un “sector auxiliar” en el motor de nuestra economía y queremos resucitarlo a costa de aplazar la reforma de nuestro modelo productivo y apostar por una modernización del mismo garantizando la igualdad de oportunidades, la transparencia y el fin de las trabas burocráticas a los emprendedores.
Necesitamos un plan de choque para eliminar la pesada estructura administrativa parasitaria (fundaciones, consorcios, patronatos, empresas públicas, duplicidades de todo tipo…) que absorbe recursos y no genera valor añadido. Estamos ante una emergencia de las de aúpa y no podemos resolver un desaguisado que se ha gestado a lo largo de tres décadas en un santiamén. Lo que sí es necesario es establecer una escala de prioridades. Lo más importante es consolidar nuestro sistema educativo. Es uno de los pilares más importantes de nuestro desarrollo en igualdad. UPYD es partidario de devolver las competencias en educación al Estado para no tener 17 sistemas educativos distintos en nuestro país y una calidad bajo mínimos como indica el Informe Pisa del que la Junta de Extremadura se autoexcluye, pero mientras tanto, es urgente tomar medidas para fomentar, tanto en la educación primaria como secundaria, la excelencia, el esfuerzo, la capacidad de iniciativa, la dignificación del personal docente, etc. Nuestra Universidad ha de regirse por criterios de calidad y asumir su protagonismo como agente de desarrollo en áreas estratégicas. Es el necesario punto de partida para iniciar el largo camino hacia la recuperación.
Hay que ceder protagonismo a la sociedad civil porque vivimos en una región asfixiada por la presión omnímoda del poder político que todo lo quiere controlar y que se sirve de sus herramientas institucionales para repartir prebendas, colocar a sus afines y castigar a quienes se muestran díscolos o demasiado independientes. En un clima de falta de libertad no puede florecer ni la creatividad ni la innovación que nos puede hacer algún día más competitivos. No podemos seguir dilapidando recursos en fuegos de artificio efímeros, por una parte, y por otra, racaneando en investigación y desarrollo invirtiendo un paupérrimo 0,88% de nuestro PIB en lo que debería ser nuestra base para despegar en el futuro. Somos los cuartos por la cola en España en ese apartado. Estamos desaprovechando malamente nuestros recursos humanos optando por prioridades clientelares y dejando en la cuneta las iniciativas de nuestros emprendedores huérfanas de líneas de financiación.
Por último, el Presidente de la Junta y candidato del PSOE debería dejarse de parches, de intentos desesperados para resucitar una burbuja que no da más de sí hacer un esfuerzo de sinceridad y contar a los ciudadanos la magnitud de la situación a la que nos enfrentamos. No esperar a después de las elecciones. Los ciudadanos no somos menores de edad.
En la inauguración de la XIX edición de la Feria Ibérica de la Construcción (Ficon 2011), en Don Benito, nuestro presidente Guillermo Fernández Vara afirmó: “Quiero poner en valor al sector de la construcción y quiero eliminar cualquier atisbo de responsabilizar a este sector de todos los males de este país porque éste fue el sector que permitió la prosperidad y el progreso durante muchos años y además lo necesitamos…pero es verdad que necesitamos un cooperador necesario que se llama ‘los bancos y el sistema financiero’ y sin ellos no podremos lograr esa recuperación”. Le preocupa que el crédito no llegue a un sector al que, hace dos años al inaugurar una planta fotovoltaica consideraba una rémora . Decía entonces que el sector energético debe “tomar el relevo del exceso de mano de obra que ha ocasionado la burbuja inmobiliaria de los últimos años”.
Y ahora pretende resucitar la burbuja con gestos como la ley de suelo que legaliza la especulación en zonas protegidas. Aumenta licitaciones de obra pública en un 117 por ciento respecto al pasado año echando un cable a la Asociación que preside el ex Presidente de la Asamblea y ex presidente del PSOE extremeño. El modelo por el que el Presidente siente tanto apego ha generado una inmensa sobreinversión durante la última década, tanto en infraestructuras como en vivienda y edificación. La reciente memoria histórica nos ha demostrado que cualquier infraestructura valía para engordar exponencialmente los balances de las constructoras que formaban parte del entramado políticos-banca-constructoras en nuestro país (aeropuertos inútiles, el AVE que nunca se amortizará, las autopistas sin tráfico, las rotondas absurdas, las aceras cambiadas en múltiples ocasiones…). Hasta antes de ayer se seguían inaugurando en la región edificios cuyo mantenimiento, necesidad y funcionalidad desconocen los mismos cortacintas y primerapiedristas que se hacen la foto para rentabilizarlo políticamente.
La trágica lección del estallido de la burbuja inmobiliaria, y la crisis financiera que se está llevando por delante a las cajas de ahorro, es que lo último que necesitan esta región y este país es más infraestructuras o más vivienda. No hasta que amorticemos lo edificado y demos salida al stock de viviendas sin vender. La construcción es un “sector auxiliar”, es decir algo que sirve para que otros sectores funcionen (una fábrica necesita un edificio, los trabajadores tienen que vivir en algún lado, las mercancías necesitan infraestructuras de transporte, etc.). Y hemos convertido un “sector auxiliar” en el motor de nuestra economía y queremos resucitarlo a costa de aplazar la reforma de nuestro modelo productivo y apostar por una modernización del mismo garantizando la igualdad de oportunidades, la transparencia y el fin de las trabas burocráticas a los emprendedores.
Necesitamos un plan de choque para eliminar la pesada estructura administrativa parasitaria (fundaciones, consorcios, patronatos, empresas públicas, duplicidades de todo tipo…) que absorbe recursos y no genera valor añadido. Estamos ante una emergencia de las de aúpa y no podemos resolver un desaguisado que se ha gestado a lo largo de tres décadas en un santiamén. Lo que sí es necesario es establecer una escala de prioridades. Lo más importante es consolidar nuestro sistema educativo. Es uno de los pilares más importantes de nuestro desarrollo en igualdad. UPYD es partidario de devolver las competencias en educación al Estado para no tener 17 sistemas educativos distintos en nuestro país y una calidad bajo mínimos como indica el Informe Pisa del que la Junta de Extremadura se autoexcluye, pero mientras tanto, es urgente tomar medidas para fomentar, tanto en la educación primaria como secundaria, la excelencia, el esfuerzo, la capacidad de iniciativa, la dignificación del personal docente, etc. Nuestra Universidad ha de regirse por criterios de calidad y asumir su protagonismo como agente de desarrollo en áreas estratégicas. Es el necesario punto de partida para iniciar el largo camino hacia la recuperación.
Hay que ceder protagonismo a la sociedad civil porque vivimos en una región asfixiada por la presión omnímoda del poder político que todo lo quiere controlar y que se sirve de sus herramientas institucionales para repartir prebendas, colocar a sus afines y castigar a quienes se muestran díscolos o demasiado independientes. En un clima de falta de libertad no puede florecer ni la creatividad ni la innovación que nos puede hacer algún día más competitivos. No podemos seguir dilapidando recursos en fuegos de artificio efímeros, por una parte, y por otra, racaneando en investigación y desarrollo invirtiendo un paupérrimo 0,88% de nuestro PIB en lo que debería ser nuestra base para despegar en el futuro. Somos los cuartos por la cola en España en ese apartado. Estamos desaprovechando malamente nuestros recursos humanos optando por prioridades clientelares y dejando en la cuneta las iniciativas de nuestros emprendedores huérfanas de líneas de financiación.
Por último, el Presidente de la Junta y candidato del PSOE debería dejarse de parches, de intentos desesperados para resucitar una burbuja que no da más de sí hacer un esfuerzo de sinceridad y contar a los ciudadanos la magnitud de la situación a la que nos enfrentamos. No esperar a después de las elecciones. Los ciudadanos no somos menores de edad.