Estamos de vuelta y después de lo que ha pasado es inevitable no hablar del bicho éste malo que, parece mentira, siendo tan minúsculo, ha conseguido paralizar el mundo entero.
Estamos ahora en lo que se llama la nueva normalidad, término éste bastante contradictorio pues como dice mucha gente, si es nueva, no puede ser normalidad y si es normalidad no puede ser nueva.
Pero dejémoslo ahí.
El bicho éste, que como digo, ha conseguido paralizar el mundo, nos ha enseñado muchas cosas y nos va a hacer cambiar otras muchas.
Los que más lo vamos a sentir somos la gente del Sur, como los extremeños y los andaluces, pues ya sabemos que somos muy dados a los besos y los abrazos efusivos cuando nos encontramos con familiares o amigos; y esto, al menos por ahora, no va a poder ser.
Ya tenemos asumido cuando nos acercamos a algún familiar o amigo, que no podemos abrazarlo ni besarlo, por su bien y por el nuestro, pues podemos contagiar o ser contagiados.
Pero os habréis dado cuenta que nos cuesta trabajo el evitarlo, porque como llevamos toda la vida haciéndolo, es casi inconsciente el hacerlo.
Y esto es muy triste, porque si ya somos poco dados a exteriorizar públicamente  nuestros sentimientos y ahora resulta que ni siquiera vamos a poder mostrar un poco de cariño a amigos y familiares queridos de esta forma, pues ya me dirán.
Pero como dicen las autoridades sanitarias, este virus ha venido para quedarse entre nosotros y por mucho tiempo, por lo que me temo, que los besos y los abrazos efusivos,  no volverán por mucho tiempo. No ya por este virus, sino porque nos han enseñado que el hacerlo es un foco de transmisión de enfermedades y como todo se va a aprendiendo a fuerza de hacerlo muchas veces, quizá cuando nos digan que ya podemos volver a los besos y abrazos, ya tendremos la costumbre de no hacerlo y no sabemos si lo retomaremos o será una costumbre que pasará definitivamente a la historia.
Conclusión, el bicho, además de haber matado a muchos familiares y amigos, nos ha matado también una de las cosas que más nos gusta, que es abrazar y besar a la gente querida aunque también nos ha quitado otras muchas cosas de las que otro día hablaremos.
En fin, se acercan las vacaciones y esperemos que cuando llegue el otoño se haya podido  controlar la pandemia, porque como nos encierren otra vez las vamos a pasar canutas.
Feliz Nuevo Verano.