Pequeñas reflexiones para un gran reto
Decía Blaise Pascal que la grandeza de una persona está en saber reconocer su propia pequeñez. Y también sabemos que todo camino empieza con un solo paso. Está claro que el coronavirus nos ha colocado ante el mayor reto que nuestra generación ha tenido que afrontar como colectivo, el que ha tambaleado sin excepción a todos los países, a todas las razas, a todos los sectores. Teníamos otros siempre presentes como las desigualdades sociales y económicas o los conflictos bélicos de zonas concretas. Pero, las personas tenemos mucha facilidad para mirar de lejos y de reojo lo que no nos gusta. Esta vez, sin embargo, no podemos esconder la mirada.
Desde hace cuatro meses estamos buscando respuestas: para controlar el virus, para reconducir nuestra vida, nuestras profesiones, nuestras relaciones, nuestro tiempo de ocio…Quizás, en lugar de buscar respuestas, nos ayudaría más HACERNOS PREGUNTAS. Los profesionales del coaching sabemos que abren puertas para tomar verdadera conciencia de las cosas, para cuestionarnos lo que estamos percibiendo y descubrir lo que antes no veíamos. Podríamos empezar por preguntarnos qué nos estamos contando sobre lo que está pasando. En la respuesta encontraremos las pautas que nos están dirigiendo a cada uno de nosotros.
Es tiempo también para revisar las mochilas con las que venimos cargando de atrás. Aprovechando este punto de inflexión que empezó el 14 de marzo, éste es un buen momento para REVISAR EL EQUIPAJE que llevamos en la vida. Podemos asumir parte de él, pero seguro que hay otra parte de la carga de la que nos gustaría liberarnos. ¡Cuántos replanteos he escuchado en este tiempo! Porque, cuando estamos en marcha hay detalles que se nos escapan, pero ahora las circunstancias nos han obligado a parar. Y muchas personas están haciendo verdaderos descubrimientos.
Mi última reflexión tiene que ver con la FELICIDAD. Hace tiempo asistí a un curso sobre el tema con el psicólogo Ezequiel Meléndez, del que me llevé una nueva amistad y muchas ideas. Podemos ser felices, aunque nos sintamos vulnerables, aunque nos falte lo que creíamos imprescindible, aunque tengamos que ceñirnos a planes a corto plazo. Es interesante que soltemos la idea de que nuestra vida debe tener muchas seguridades amarradas a nuestro alrededor para sentirnos bien. Los problemas de verdad aparecen cuando falta lo necesario. Por eso ahora debemos funcionar como colectivo, para que nadie se quede atrás cuando se vea en esa situación. Entender que, con la pequeña aportación de cada persona, la grandeza estará en conseguir que nuestra sociedad salga adelante de la mejor manera posible. Seguro que lo conseguiremos.
Elisa Martín es periodista y coach profesional
Decía Blaise Pascal que la grandeza de una persona está en saber reconocer su propia pequeñez. Y también sabemos que todo camino empieza con un solo paso. Está claro que el coronavirus nos ha colocado ante el mayor reto que nuestra generación ha tenido que afrontar como colectivo, el que ha tambaleado sin excepción a todos los países, a todas las razas, a todos los sectores. Teníamos otros siempre presentes como las desigualdades sociales y económicas o los conflictos bélicos de zonas concretas. Pero, las personas tenemos mucha facilidad para mirar de lejos y de reojo lo que no nos gusta. Esta vez, sin embargo, no podemos esconder la mirada.
Desde hace cuatro meses estamos buscando respuestas: para controlar el virus, para reconducir nuestra vida, nuestras profesiones, nuestras relaciones, nuestro tiempo de ocio…Quizás, en lugar de buscar respuestas, nos ayudaría más HACERNOS PREGUNTAS. Los profesionales del coaching sabemos que abren puertas para tomar verdadera conciencia de las cosas, para cuestionarnos lo que estamos percibiendo y descubrir lo que antes no veíamos. Podríamos empezar por preguntarnos qué nos estamos contando sobre lo que está pasando. En la respuesta encontraremos las pautas que nos están dirigiendo a cada uno de nosotros.
Es tiempo también para revisar las mochilas con las que venimos cargando de atrás. Aprovechando este punto de inflexión que empezó el 14 de marzo, éste es un buen momento para REVISAR EL EQUIPAJE que llevamos en la vida. Podemos asumir parte de él, pero seguro que hay otra parte de la carga de la que nos gustaría liberarnos. ¡Cuántos replanteos he escuchado en este tiempo! Porque, cuando estamos en marcha hay detalles que se nos escapan, pero ahora las circunstancias nos han obligado a parar. Y muchas personas están haciendo verdaderos descubrimientos.
Mi última reflexión tiene que ver con la FELICIDAD. Hace tiempo asistí a un curso sobre el tema con el psicólogo Ezequiel Meléndez, del que me llevé una nueva amistad y muchas ideas. Podemos ser felices, aunque nos sintamos vulnerables, aunque nos falte lo que creíamos imprescindible, aunque tengamos que ceñirnos a planes a corto plazo. Es interesante que soltemos la idea de que nuestra vida debe tener muchas seguridades amarradas a nuestro alrededor para sentirnos bien. Los problemas de verdad aparecen cuando falta lo necesario. Por eso ahora debemos funcionar como colectivo, para que nadie se quede atrás cuando se vea en esa situación. Entender que, con la pequeña aportación de cada persona, la grandeza estará en conseguir que nuestra sociedad salga adelante de la mejor manera posible. Seguro que lo conseguiremos.
Elisa Martín es periodista y coach profesional






















