Añoranza (Por lo que dejamos atrás) · Francisco Aguilar
No sé, si sueño despierto
o despierto estoy dormido
pues tengo una pesadilla
y el corazón oprimido.
Las calles están desiertas
y apenas se escucha un ruido
tan solo el silencio inerte
como nunca he percibido.
Ni el trasiego de los coches
ni el vocear de los niños
corriendo tras la pelota
para ganar el partido.
No cantan ni vuelan pájaros
puede que intuyan peligro
y se encuentren confinados
con su pareja en los nidos.
Ahora, con plena conciencia
y mis ojos por testigo
manifiesto que es muy cierto
que no soñé lo que he escrito.
Los jabalíes se adueñan
del terreno que hace siglos
la ciudad le usurpó
y ahora campan tan tranquilos.
Añoro que me despierten
los horarios matutinos
de quien se va a trabajar
y al colegio con los niños.
Quién sabe si es la respuesta
que el Mundo se ha merecido
por maltratar al Planeta
y dejarlo malherido.
Todo será diferente
a lo que hemos conocido
y en el futuro el presente
vivámoslo sin olvido.
Cómo cambian los valores
de aquellos detalles ínfimos
que añoramos al perderlos
por la corona de un virus.
No sé, si sueño despierto
o despierto estoy dormido
pues tengo una pesadilla
y el corazón oprimido.
Las calles están desiertas
y apenas se escucha un ruido
tan solo el silencio inerte
como nunca he percibido.
Ni el trasiego de los coches
ni el vocear de los niños
corriendo tras la pelota
para ganar el partido.
No cantan ni vuelan pájaros
puede que intuyan peligro
y se encuentren confinados
con su pareja en los nidos.
Ahora, con plena conciencia
y mis ojos por testigo
manifiesto que es muy cierto
que no soñé lo que he escrito.
Los jabalíes se adueñan
del terreno que hace siglos
la ciudad le usurpó
y ahora campan tan tranquilos.
Añoro que me despierten
los horarios matutinos
de quien se va a trabajar
y al colegio con los niños.
Quién sabe si es la respuesta
que el Mundo se ha merecido
por maltratar al Planeta
y dejarlo malherido.
Todo será diferente
a lo que hemos conocido
y en el futuro el presente
vivámoslo sin olvido.
Cómo cambian los valores
de aquellos detalles ínfimos
que añoramos al perderlos
por la corona de un virus.