Por un trabajo decente
"Comerás el pan con el sudor de tu frente” (Cf Gn 3,19a)
La cita del Génesis con la que abrimos nuestra tribuna nos da pie para hablar acerca del trabajo. Pero no del trabajo que aliena y esclaviza sino del trabajo que sirve para el desarrollo de las personas y de la sociedad, del trabajo decente.
¿Qué entendemos en Cáritas que es el trabajo decente?
Tomamos prestadas las palabras del Papa Benedicto XVI para explicar qué es para la Iglesia el trabajo decente (Cf. Caritas in Veritate nº 63)
Es el trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer:
Un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad.
Un trabajo que haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación.
Un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos para que no se vean obligados a trabajar.
Un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz
Un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual.
Un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación.
El Papa Francisco nos lo recuerda: “No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. Y con ello se refiere no solo a las personas que se encuentran en paro sino también a aquellas que sufren las consecuencias de un trabajo indecente, con un contrato, un horario, un salario que no les permite vivir con dignidad.
La defensa del trabajo digno es esencial para la realización de las personas y de las familias. Al poner en el centro la economía, el dinero, la ambición desmedida se están negando en el trabajo -particularmente en el empleo- principios básicos de humanidad, principios que la Doctrina Social de la Iglesia subraya insistentemente.
AMA y VIVE la JUSTICIA
"Comerás el pan con el sudor de tu frente” (Cf Gn 3,19a)
La cita del Génesis con la que abrimos nuestra tribuna nos da pie para hablar acerca del trabajo. Pero no del trabajo que aliena y esclaviza sino del trabajo que sirve para el desarrollo de las personas y de la sociedad, del trabajo decente.
¿Qué entendemos en Cáritas que es el trabajo decente?
Tomamos prestadas las palabras del Papa Benedicto XVI para explicar qué es para la Iglesia el trabajo decente (Cf. Caritas in Veritate nº 63)
Es el trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer:
Un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad.
Un trabajo que haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación.
Un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos para que no se vean obligados a trabajar.
Un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz
Un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual.
Un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación.
El Papa Francisco nos lo recuerda: “No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. Y con ello se refiere no solo a las personas que se encuentran en paro sino también a aquellas que sufren las consecuencias de un trabajo indecente, con un contrato, un horario, un salario que no les permite vivir con dignidad.
La defensa del trabajo digno es esencial para la realización de las personas y de las familias. Al poner en el centro la economía, el dinero, la ambición desmedida se están negando en el trabajo -particularmente en el empleo- principios básicos de humanidad, principios que la Doctrina Social de la Iglesia subraya insistentemente.
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