La que se avecina
Resulta más que evidente que el aumento del techo de gasto insinuado por el Gobierno de Pedro Sánchez es a todas luces un sablazo fiscal encubierto para los ciudadanos y una desmesurada subida de impuestos que dejaría muy hipotecadas a las generaciones futuras.
El techo de gasto planeado supondría una subida de impuestos de entre 6.000 y 9.000 millones de euros por lo que, según los expertos, cada contribuyente tendría que aportar a las arcas fiscales socialistas mil euros más cada año.
De esta manera ya empezamos a vislumbrar que la Presidencia de Sánchez acabará saliéndonos muy cara a la mayoría de los españoles, toda vez que para sostener su gravosa estancia en la Moncloa, será incesante el pago de las “facturas” a sus socios populistas y nacionalistas por el apoyo en la moción.
Tal vez forzados por Podemos, han orquestado una serie de subidas para que las que no parece haber límite ni freno: van a subirnos, entre otros, el impuesto al diésel, a las sociedades, a la renta, el de sucesiones o gravar el ahorro. Es una muestra más de lo que quería Pablo Iglesias: unos presupuestos que subieran los impuestos y que permitieran a aquellos que gobiernan las administraciones en coalición o con Podemos o con el PSOE, seguir gastando por encima de sus posibilidades, aunque sea a costa de endeudar.
Justo en un momento expansivo - en el que España crece gracias a las reformas impulsadas en las legislaturas que gobernó Mariano Rajoy - y de crecimiento económico de nuestra economía, resulta temerario llevar a cabo este tipo de iniciativas ya que lo que se requiere es justo lo contrario. Es imperativo bajar los impuestos para que las comunidades autónomas y los ciudadanos tengan más recursos.
Las políticas económicas que se han llevado a cabo desde el PP en estos últimos años lograron devolver a la economía española a la senda del crecimiento, y por ello sería un despropósito apoyar los nuevos objetivos de déficit y deuda propuesto por el Gobierno de Pedro Sánchez. Resultarán perjudiciales para el conjunto de los españoles y además son sinónimo de destrucción de empleo.
El manual del buen gobernante aconseja que se gobierna alcanzando acuerdos y no buscando atajos, materia en la que los socialistas parecen ser catedráticos. Los Presupuestos Generales del Estado del 2018 los aprobó el Gobierno del Partido Popular con el apoyo de siete formaciones políticas, por lo que si Sánchez se ve incapacitado debe dejar paso en vez de empecinarse y degradar cada día nuestra democracia con tal de conseguir mantenerse el mayor tiempo posible en la Moncloa, donde llegó sin pasar por las urnas.
Resulta más que evidente que el aumento del techo de gasto insinuado por el Gobierno de Pedro Sánchez es a todas luces un sablazo fiscal encubierto para los ciudadanos y una desmesurada subida de impuestos que dejaría muy hipotecadas a las generaciones futuras.
El techo de gasto planeado supondría una subida de impuestos de entre 6.000 y 9.000 millones de euros por lo que, según los expertos, cada contribuyente tendría que aportar a las arcas fiscales socialistas mil euros más cada año.
De esta manera ya empezamos a vislumbrar que la Presidencia de Sánchez acabará saliéndonos muy cara a la mayoría de los españoles, toda vez que para sostener su gravosa estancia en la Moncloa, será incesante el pago de las “facturas” a sus socios populistas y nacionalistas por el apoyo en la moción.
Tal vez forzados por Podemos, han orquestado una serie de subidas para que las que no parece haber límite ni freno: van a subirnos, entre otros, el impuesto al diésel, a las sociedades, a la renta, el de sucesiones o gravar el ahorro. Es una muestra más de lo que quería Pablo Iglesias: unos presupuestos que subieran los impuestos y que permitieran a aquellos que gobiernan las administraciones en coalición o con Podemos o con el PSOE, seguir gastando por encima de sus posibilidades, aunque sea a costa de endeudar.
Justo en un momento expansivo - en el que España crece gracias a las reformas impulsadas en las legislaturas que gobernó Mariano Rajoy - y de crecimiento económico de nuestra economía, resulta temerario llevar a cabo este tipo de iniciativas ya que lo que se requiere es justo lo contrario. Es imperativo bajar los impuestos para que las comunidades autónomas y los ciudadanos tengan más recursos.
Las políticas económicas que se han llevado a cabo desde el PP en estos últimos años lograron devolver a la economía española a la senda del crecimiento, y por ello sería un despropósito apoyar los nuevos objetivos de déficit y deuda propuesto por el Gobierno de Pedro Sánchez. Resultarán perjudiciales para el conjunto de los españoles y además son sinónimo de destrucción de empleo.
El manual del buen gobernante aconseja que se gobierna alcanzando acuerdos y no buscando atajos, materia en la que los socialistas parecen ser catedráticos. Los Presupuestos Generales del Estado del 2018 los aprobó el Gobierno del Partido Popular con el apoyo de siete formaciones políticas, por lo que si Sánchez se ve incapacitado debe dejar paso en vez de empecinarse y degradar cada día nuestra democracia con tal de conseguir mantenerse el mayor tiempo posible en la Moncloa, donde llegó sin pasar por las urnas.