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Mario López Sánchez | 410
Lunes, 15 de Noviembre de 2010

Carta abierta a el PSOE (¿primero las personas? ¿de que personas hablan?) · Mario López Sánchez · Montijo

Estamos a pocos meses de un nuevo proceso electoral. Los tiempos de promesas atropelladas y discursos de diseño no se harán esperar. Personalmente preferiría que me martillearan los dedos de los pies. Pero ya que aun vivo entre humanos, me esforzaré en volver a prestarles mis oídos, aunque sepa que de la interminable lista de genialidades propuestas, ni tan siquiera una mínima parte llegará a materializarse. Aunque siempre nos quedará la crítica, un ejercicio saludable y democrático en tiempos políticamente correctos, donde nada se dice como es, ni lo que es se dice como debe:

En un mundo donde la izquierda y la derecha apenas diferencian sus prioridades, centradas en alcanzar más cotas de poder para el partido con el consecuente vasallaje hacia los poderes fácticos, votar requiere de estómagos fuertes y entrenados para vomitivos oleajes demagógicos. Pongamos por ejemplo el primer eslogan político que se ha hecho público en Montijo: “Primero las personas
La verdad es que la cosa tiene guasa _ ¿Primero las personas?_

Vamos a ver ¿y antes que era lo primero, los perros y las palomas, la pasta, o acaso el embriagador poder? Yo siempre había creído que los políticos gobernaban para la gente, que no existía nada más importante en su orden de preferencia, y que incluso estaban dispuestos a sacrificarse a nivel personal para alcanzar sus sueños ideológicos. ¡Qué cosas! Dejando el sarcasmo de lado, la ocurrencia del PSOE de Montijo habla por sí sola. Recurrir a lo evidente denota falta de ideas, de compromiso y de activos humanos inteligentes y válidos para enfrentarse a los nuevos tiempos. Y de veras que lo lamento. Sobre todo por que tuve que dejar de votarles, perdiendo de vista cualquier alternativa posible a corto y medio plazo.
Estoy cansado de sus discursos y sus atropellos intelectuales. No creo en sus palabras. PSOE, PP, IU. Me da igual. Por mí podría gobernar el Pato Donald o el mismísimo Darth Vader de la Guerra de las Galaxias.

La clase política miente de forma sistemática y oculta una terrible realidad que lamentablemente se hará visible en muy poco tiempo.
Hecho de menos a un político íntegro, con ideas arraigadas y valor para defenderles, sin dejarse ningunear por los acomodados varones del partido. Aunque me temo que eso ya no existe. Tenemos lo que nos merecemos, y ante nuestros ojos se nos presentan candidatos vacíos de moral y de ética política, sin más interés que alcanzar la vara de mando y mantenerla lo máximo posible. Una cuestión de negocios. El poder ofrece dinero, el dinero poder, y ambos en exceso corrompen al hombre.

¿No me creen? Volvamos entonces al eslogan “Primero las personas

El PSOE de Montijo quiere convencernos de que no habrá más prioridad en sus políticas que el pueblo llano, que la gente de a pie, y que dejará a un lado otros intereses, como los económicos, los electorales y los de partido. Bien, voy a hacer una excepción y les daré un voto de confianza. Aunque para ello necesite alguna prueba de su sincera voluntad. Y para tal fin voy a plantear la siguiente cuestión:

Como todos habréis leído en prensa, el Sahara Occidental (antiguo territorio Español, donde aun vive gente con DNI español) está siendo atacado de forma cruel y con tintes genocidas por el reino Marroquí. La respuesta de Zapatero ante esta violación de los derechos fundamentales de las personas es que no está dispuesto a poner en peligro las relaciones con Rabat por una nimiedad como el Sahara Occidental. Vamos, dicho de otro modo y fuera de la corrección del idioma político; que a toda aquella gente le pueden dar por culo, no vaya a ser que se nos enfade el dictador de turno.

No voy a profundizar en los intereses que tiene España con Marruecos. Personalmente preferiría que blindáramos nuestra fronteras tanto económica como militarmente. Pero volviendo a lo que estábamos. Lo que Zapatero ha quedado muy claro es que las personas le sudan un poquito las partes pudendas, y que es mejor doblar la cerviz ante la barbarie con el solo fin de conseguir objetivos económicos y electorales, por muy sucios e inmorales que sean las formas. Pero ahora hagan un pequeño ejercicio de memoria y trasládense a los tiempos de la Guerra de Irak. Entonces, para el PSOE, lo ético y decente era protestar por una guerra que, de forma subterfugia, pretendía anexionarse concesiones de petróleo y gas barato a base de vidas inocentes. Y lo más importante; que era una guerra en la que nos metió la “hoy” oposición. ¿Entonces qué pasa con el Sahara? ¿Vamos a mirar para otro lado ante el asesinato y el secuestro injustificado de civiles por defender nuestros intereses en los caladeros Marroquíes y el derecho a compra de cuatro tomates baratos plantados en el desierto y con sabor a arena? ¿Esa es la razón por la que España ignora el genocidio de gente indefensa y que clama ayuda internacional? No se, algo se me escapa en todo este asunto. Y justo ahí es donde entra la corporación local de Montijo.

Evidentemente ellos no pueden hacer nada para impedir esta salvajada. Pero si pueden pronunciarse. Como figuras políticas, o al menos candidatos a serlo, me gustaría que se manifestaran al respecto de la actitud de su jefe supremo, el señor Zapatero, que fueran valientes y hablaran con el corazón, olvidándose de sus intereses personales, como hace un verdadero político, y defendieran con ahínco su nueva moral, su nuevo eslogan, su nuevo sino “Primero las personas”.

¿Estáis dispuestos a arriesgar vuestra carrera política por las personas? Solo con una respuesta afirmativa y honrada recuperaré la confianza. Entonces sabré que estoy delante de auténticos políticos, de hombres y mujeres entregados al pueblo y con vocación de servicio, con carisma y personalidad, que merecen ser elegidos y tener una oportunidad. Mientras tanto seguiré pensando lo mismo, que apenas sirven para airear panfletos propagandísticos escritos por otras manos, y que su moral depende exclusivamente de su bolsillo. Por lo que les rogaría que se abstuvieran de intentar engañarnos con la demagogia más asquerosa que he tenido la desgracia de presenciar.

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