Antonio del Viejo Gragera cumple cien años
Nació en Montijo el 22 de abril de 1917. Hijo de Gabriel y Antonia, matrimonio que tuvo cinco hijos y del que Antonio es el hijo mayor. Don Pablo Sánchez Fernández fue su maestro. Tuvo que dejar la escuela cuando tenía poco más de doce años para ayudarle a su padre en la fragua.
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Fue llamado a filas en junio de 1937. Padeció la guerra incivil desde el II Batallón de Zapadores de Sevilla, en su 11 compañía, en la zona minero-industrial de Peñarroya-Pueblonuevo, Fuenteovejuna y Granja de Torrehermosa, primera línea del frente, sufriendo aquella dura contienda. Se licenció el 26 de diciembre de 1939.
Antonio del Viejo Gragera contrajo matrimonio con Carmen Quintana Centeno (qepd), de cuyo matrimonio tuvieron cuatro hijos, a los que se han unido felizmente once nietos y seis biznietos.
Desde joven, prácticamente siendo un niño, se agarró a los quehaceres de la fragua de su padre, acompañado de sus hermanos. Primero en la fragua situada en la calle de los Lagares (hoy de Carolina Coronado), y luego en el local con dos obradores de la calle Carlos I, frente al comienzo de Reyes Huertas y cerca de la parroquia de San Gregorio.
La fragua ha sido un oficio duro. Para su ejercicio se requerían brazos ejercitados en el pegar y golpear fuerte. En aquel oficio exigente faenaron los hermanos del Viejo, dirigido por Antonio, el hermano mayor, al fallecer Gabriel del Viejo Gutiérrez, cabeza de familia y fundador de la fragua. Antonio procede de una generación que se enhebró al trabajo y sus afanes para sacar adelante la fragua y lo que demandaban sus clientes, y con él su familia.
Antonio del Viejo Gragera que ha llegado en un excelente estado de salud y memoria a los cien años de vida, ha conocido diferentes gobiernos, desde Alfonso XIII, Primo de Rivera, la II República, la Guerra del 36, la posguerra, la dictadura de Franco, Juan Carlos I, la Transición, la Democracia y Felipe VI. Ha conocido nueve Papas, desde Benedicto XV hasta el actual Papa Francisco.
Antonio del Viejo ha vivido acontecimientos que conserva y retiene felizmente en su memoria, transmitiendo sus muchas experiencias vividas, sus vicisitudes y sus afanes, junto a los recuerdos, las ausencias, el afán por el trabajo, las celebraciones y las alegrías de cien años de vida. Felicidades, Antonio.
Fue llamado a filas en junio de 1937. Padeció la guerra incivil desde el II Batallón de Zapadores de Sevilla, en su 11 compañía, en la zona minero-industrial de Peñarroya-Pueblonuevo, Fuenteovejuna y Granja de Torrehermosa, primera línea del frente, sufriendo aquella dura contienda. Se licenció el 26 de diciembre de 1939.
Antonio del Viejo Gragera contrajo matrimonio con Carmen Quintana Centeno (qepd), de cuyo matrimonio tuvieron cuatro hijos, a los que se han unido felizmente once nietos y seis biznietos.
Desde joven, prácticamente siendo un niño, se agarró a los quehaceres de la fragua de su padre, acompañado de sus hermanos. Primero en la fragua situada en la calle de los Lagares (hoy de Carolina Coronado), y luego en el local con dos obradores de la calle Carlos I, frente al comienzo de Reyes Huertas y cerca de la parroquia de San Gregorio.
La fragua ha sido un oficio duro. Para su ejercicio se requerían brazos ejercitados en el pegar y golpear fuerte. En aquel oficio exigente faenaron los hermanos del Viejo, dirigido por Antonio, el hermano mayor, al fallecer Gabriel del Viejo Gutiérrez, cabeza de familia y fundador de la fragua. Antonio procede de una generación que se enhebró al trabajo y sus afanes para sacar adelante la fragua y lo que demandaban sus clientes, y con él su familia.
Antonio del Viejo Gragera que ha llegado en un excelente estado de salud y memoria a los cien años de vida, ha conocido diferentes gobiernos, desde Alfonso XIII, Primo de Rivera, la II República, la Guerra del 36, la posguerra, la dictadura de Franco, Juan Carlos I, la Transición, la Democracia y Felipe VI. Ha conocido nueve Papas, desde Benedicto XV hasta el actual Papa Francisco.
Antonio del Viejo ha vivido acontecimientos que conserva y retiene felizmente en su memoria, transmitiendo sus muchas experiencias vividas, sus vicisitudes y sus afanes, junto a los recuerdos, las ausencias, el afán por el trabajo, las celebraciones y las alegrías de cien años de vida. Felicidades, Antonio.
