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Viernes, 05 de Agosto de 2016

Alzheimer

Desafortunadamente para nosotros, los grandes adelantos desarrollados en las últimas décadas en materia de salud no han ido parejos en los aspectos físico y psíquico y eso ha permitido que haya producido un escalón importante entre la esperanza de vida de una persona, que ha pasado de los 65-70 años a finales del siglo pasado, a los 75-80 en la que nos encontramos en la actualidad.
Si bien en el aspecto físico nuestros mayores llegan sin ningún problema a los 80 (el que ha hecho los deberes, claro), el problema actual es que la cabeza no llega en el mismo estado del resto del cuerpo, lo que incide en la calidad de vida que llevan ellos, y las personas que los cuidan.


Durante el siglo pasado, el cuidado de nuestros mayores recaía fundamentalmente en sus hijos y, como tradicionalmente las mujeres trabajaban en casa, quedaban al cuidado de sus padres cuando estos no podían estar solos, todavía más cuando estas hijas quedaban como vulgarmente se decía para vestir santos (es decir, solteras).


En la actualidad todo ha cambiado bastante y normalmente en las familias trabajan los dos sexos lo que hace que el cuidado de nuestros mayores haya pasado a instituciones más o menos dedicadas a estos menesteres.


Muchos de nuestros mayores, en la actualidad sufren el deterioro neuronal que conlleva la edad (lo que siempre hemos conocido por demencia senil). Otros lo han tenido peor todavía y han desarrollado alzheimer, una forma de muerte neuronal que va acabando lentamente con la vida del enfermo y lo peor de todo, con la de su familia.


Para ello se han creado por parte de las instituciones centros que se encargan de la calidad de vida de este tipo de enfermos, dando así un respiro también a sus familiares.
En Montijo existe uno con esas características, aunque ciertamente, el servicio que da no es otro que el de una residencia más al uso.
En este centro se encargan del enfermo mientras que éste todavía se mantiene por sí mismo, pero en cuanto el deterioro cognitivo es más serio, ya no lo admiten, con lo cual la solución al paciente deja de serlo ya que devuelven al paciente a la familia justo en el momento en el que este tipo de ayuda se hace más importante y necesario para la familia.


Parece de esa forma que el cartel a veces nos queda muy grande... Todo esto lo afirmo en base a una experiencia muy cercana. Y por supuesto, no dudo de la profesionalidad del personal que allí trabaja.

lucas.miura@gmail.com

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