Ismael Carmona García, Filólogo y Presidente de OSCEC
Ismael es filólogo y presidente de la OSCEC. Su amorpor la filología le lleva a estudiar a Cáceres para poder enseñar a los más jóvenes por los institutos de este “territorio políglota” de Extremadura.
Colabora,
entre otros, con trabajos en la Revista de Feria de Montijo editada por el
ayuntamiento.
Preside el OSCEC, Órganu de
Seguimientu i Cordinación del Estremeñui la su Coltura para divulgar y
concienciar sobre las lenguas minorizadas de Extremadura.
Afirma que “nos ha machacado en la
idea de que hablamos mal tanto que al final nos lo hemos creído”.
Ismael Carmona procede de
Valdelacalzada, de una familia de parceleros o como diríamos en lengua
extremeña, “parcelerus”, lo que ahora se denomina obreros agrícolas. Tiene una
hermana.
Su infancia transcurre entre la
Puebla y Valdelacalzada.
Sus colegios fueron...
El Adolfo Díaz Ambrona de
Valdelacalzada
¿Recuerdos más
significativos de esa época?
Jugar a los “bolindres” en la
plaza, las “calenturas” por las “anginas” y la geografía.
Estudios universitarios ¿dónde?
En Cáceres
¿Por qué decide por esa
carrera universitaria?
Era la única que me permitía
saber un poco de los idiomas más cercanos en un tiempo donde empezó a
despertarse el espíritu filológico.
¿Cómo vive esa época?
Entre diccionarios, paseos por
el casco antiguo de Cáceres y frecuentes escapadas a La Sierrilla. Ilusiones y
desengaños.
¿Algún profesor lo marcó
especialmente?
Justamente aquellos pocos que
se salían de lo que ponía el libro.
Son las que se conocen
como “lenguas muertas” ¿está de acuerdo?
El griego sigue hablándose hoy
en día y el latín sigue en nuestras bocas en su versión romance, jamás
murieron, simplemente están en otra fase de su existencia.
Ya no se imparte en el
instituto ¿qué nos perdemos como alumnos?
Sí que se imparte, tanto griego
como latín en Bachillerato y latín a los alumnos de 4º de ESO. No obstante, el
mundo científico-económico-burocrático que impone la globalización está
desplazando las Humanidades, no solo aquí, sino en cualquier parte donde se
juegue con la utilidad económica de la enseñanza. Conocer la herencia
grecolatina en cualquiera de los países mediterráneos es fundamental para
comprender nuestra historia y el porqué hablamos lenguas romances y no celtas o
íberas. He dado clases por varios institutos de toda Extremadura (y los que
quedan) y en todos he procurado siempre concienciar sobre el pensamiento y
cultura de estos pueblos antes que caer en el tedio de las traducciones
mecánicas a las que nos vemos abocados por currículum. Comprender el entorno
sociocultural, lingüístico y de patrimonio donde nos movemos es lo que persigo
desde estas asignaturas, algo que a los alumnos sorprende, tanto más cuando
salen a la calle e identifican lo que hablamos en clase y entienden un poco
mejor el porqué de las cosas.
¿Cuál fue su primer
trabajo?
Si contamos como trabajo aquel
que es remunerado, el primero fue el de “coger fruta”.
¿Qué publicaciones tiene?
Publicaciones impresas y
digitales, principalmente en revistas, algunas específicas (lingüística,
literarias, divulgación) y otras de carácter más popular como La Aceña de
Pescueza, la de la Casa Regional de Extremadura en Getafe o revistas de ferias.
Actualmente soy colaborador en el diario El Periódico Extremadura y en el
Sierra de Gata Digital.
¿Premios de certámenes?
Me gustan poco los certámenes,
llevo tiempo sin participar. Casi todos son de época universitaria de carácter
literario o fotográfico.
Colabora en la revista de
feria de Montijo desde hace tres años ¿sobre qué versa?
Son sobre la lengua, pero de
diversas perspectivas. La primera colaboración, “El barrilino”, fue
precisamente una recreación, a modo de cuento, de cómo era la feria de ganado
en Montijo, empleando para ello el extremeño de la zona. En el 2013 colaboré
con un estudio sobre la toponimia, analizando nombres como Montijo, Lácara,
Cubillana o Guadajira. La del año pasado fue sobre el parentesco lingüístico
que tenemos con el portugués, haciendo un recorrido sobre el vocabulario y
expresiones típicas de las Vegas Bajas y que son comunes con nuestros vecinos
alentejanos.
¿Qué es el OSCEC?
El OSCEC son las siglas del
Órganu de Seguimientu i Cordinación del Estremeñu i la su Coltura. Es una
asociación desde la cual velamos por el patrimonio cultural extremeño,
especialmente el lingüístico que es el más sensible y el que más riesgo corre
en nuestros días.
¿Cuándo nace?
Ahora cumplimos 4 años, nos
formamos como asociación en Cáceres en febrero de 2011.
Preside esta organización
¿cuál es su meta?
Mientras me duren las fuerzas,
la de seguir luchando por divulgar y concienciar sobre las lenguas minorizadas
de Extremadura.
¿Cuál es el objetivo
principal del OSCEC?
La meta es que los extremeños podamos disfrutar de
nuestro legado sin avergonzarnos: tenemos uno de los patrimonios históricos,
culturales, naturales, gastronómico, musical y lingüístico más ricos de Europa.
Sin embargo, de todo ello, el patrimonio inmaterial es el que peor
consideración tiene debido a una aculturación nefasta para los extremeños. Es
decir, una especie de reprogramación donde se nos enseñó a despreciar la lengua
y la tradición.
¿Cuál es su aportación
personal?
Pues la de tiempo, esfuerzo,
dinero... y ¡paciencia! Somos poca gente haciendo mucho, cualquiera que lleve
una asociación cultural sabe de lo que hablo.
¿Es conocido el OSCEC?
Nos damos a conocer, en los
pueblos por donde hemos estado divulgando, que son más de los que recuerdo,
saben quiénes somos y lo que buscamos. Precisamente, el colaborar con otras
asociaciones culturales, ayuntamientos o particulares nos permite llegar a
mucha gente, aunque contamos con internet desde donde publicamos nuestras
actividades, escritos, reportajes, etc. con amplio seguimiento por parte de
extremeños, de aquí y de afuera, incluso de otras plataformas que defienden
lenguas minorizadas. Contamos incluso con una socia que es del Canadá y es uno
de los miembros más activos de la asociación.
¿Qué aporta a nuestra
cultura extremeña?
Aporta conciencia, algo que
falta hoy en día.
La cultura tradicional se sirve
enlatada y se entiende como algo folklórico, cuando en verdad es toda una
manera de vivir. Un territorio políglota como el nuestro con tanta tradición y
fiestas ancestrales merece respeto y reconocimiento, pero sobre todo la
posibilidad de que siga siendo así durante muchos más siglos.
El extremeño, ¿lengua o
dialecto?
Ese es el título de una de
nuestras charlas en el Ateneo de Cáceres. Sin duda, lengua.
¿Nos avergonzamos de ella
en general?
Sí. Al igual que en otras zonas
de lenguas minorizadas y situación diglósica, se nos ha machacado en la idea de
que hablamos mal tanto que al final nos lo hemos creído.
¿Qué escritores vigentes
podemos destacar?
Hay un literatura viva en
extremeño de autores no siempre bien conocidos. Actualmente contamos, entre
otros, con Alcón Olivera, Garrido Correas, Cruz Díaz, Reina Raposo, Antonio
Sánchez Gil, los hermanos Herrero Uceda...
¿Quiénes escriben en la
actualidad en extremeño?
Gracias a las nuevas
tecnologías, más de los que nos pensamos. Es fascinante ver la gente cómo
emplea Facebook, Whatsapp y blogs personales para escribir en extremeño. Cada
vez hay más demanda de personas que quieren formarse en extremeño para escribir
o traducir.
¿Qué futuro le augura?
Si la globalización lo permite,
podremos ver cómo las lenguas minorizadas poco a poco recuperan hablantes y son
reconocidas en la ley y ampliamente por la sociedad. Para el caso del
extremeño, el xalimegu y el portugués rayano esperamos un gran impulso por
parte de los propios extremeños, antes incluso que por parte del gobierno.
Quántusilenciuguarda la nochi
Quántusilenciuguarda
la nochi,
másquandurebumba
contra la cama.
S’enrean
los pensamientus
en el
barzaldelaescurana.
Toloqueestáahuera
de mí
es el estrangeru, con una vista
tanestrañaque me sobrecoju,
comuquien se cai nun charcu.
Quiciáquelasganas
de dormil
entumadambusremus,
peru el coquilludeloque á de venil,
eldisgustu polo que no hue
tienindesinquieta la cabeça.
No ai al
reol la voluntá de querel,
namás el herolodiosudelarutina.
Enquequieraenventalunachiperri
paacachiná-la, me faltan los
númirus,
mesobra la gana, me hiedi la espera.
La
competiciónpolamuança
m’agalvanai
me repuna.
M’aporrillu
en el butacón,
que’linsueñum’arrastri.
Algutendrá
de buenu la nochi
quandu la mañanaquedispierta los
páxarus
noesescapásd’espabilal-mi.
Sedráque’ldía no brillea pa mí.
Me
margullu en mípropiu,
enquevaigaapreveníu
noaináquetrasd’acordal
metraigaconsuelu.
Ismael Carmona García
Colabora, entre otros, con trabajos en la Revista de Feria de Montijo editada por el ayuntamiento.
Preside el OSCEC, Órganu de Seguimientu i Cordinación del Estremeñui la su Coltura para divulgar y concienciar sobre las lenguas minorizadas de Extremadura.
Afirma que “nos ha machacado en la idea de que hablamos mal tanto que al final nos lo hemos creído”.
Ismael Carmona procede de Valdelacalzada, de una familia de parceleros o como diríamos en lengua extremeña, “parcelerus”, lo que ahora se denomina obreros agrícolas. Tiene una hermana.
Su infancia transcurre entre la Puebla y Valdelacalzada.
Sus colegios fueron...
El Adolfo Díaz Ambrona de Valdelacalzada
¿Recuerdos más significativos de esa época?
Jugar a los “bolindres” en la plaza, las “calenturas” por las “anginas” y la geografía.
Estudios universitarios ¿dónde?
En Cáceres
¿Por qué decide por esa carrera universitaria?
Era la única que me permitía saber un poco de los idiomas más cercanos en un tiempo donde empezó a despertarse el espíritu filológico.
¿Cómo vive esa época?
Entre diccionarios, paseos por el casco antiguo de Cáceres y frecuentes escapadas a La Sierrilla. Ilusiones y desengaños.
¿Algún profesor lo marcó especialmente?
Justamente aquellos pocos que se salían de lo que ponía el libro.
Son las que se conocen como “lenguas muertas” ¿está de acuerdo?
El griego sigue hablándose hoy en día y el latín sigue en nuestras bocas en su versión romance, jamás murieron, simplemente están en otra fase de su existencia.
Ya no se imparte en el instituto ¿qué nos perdemos como alumnos?
Sí que se imparte, tanto griego como latín en Bachillerato y latín a los alumnos de 4º de ESO. No obstante, el mundo científico-económico-burocrático que impone la globalización está desplazando las Humanidades, no solo aquí, sino en cualquier parte donde se juegue con la utilidad económica de la enseñanza. Conocer la herencia grecolatina en cualquiera de los países mediterráneos es fundamental para comprender nuestra historia y el porqué hablamos lenguas romances y no celtas o íberas. He dado clases por varios institutos de toda Extremadura (y los que quedan) y en todos he procurado siempre concienciar sobre el pensamiento y cultura de estos pueblos antes que caer en el tedio de las traducciones mecánicas a las que nos vemos abocados por currículum. Comprender el entorno sociocultural, lingüístico y de patrimonio donde nos movemos es lo que persigo desde estas asignaturas, algo que a los alumnos sorprende, tanto más cuando salen a la calle e identifican lo que hablamos en clase y entienden un poco mejor el porqué de las cosas.
¿Cuál fue su primer trabajo?
Si contamos como trabajo aquel que es remunerado, el primero fue el de “coger fruta”.
¿Qué publicaciones tiene?
Publicaciones impresas y digitales, principalmente en revistas, algunas específicas (lingüística, literarias, divulgación) y otras de carácter más popular como La Aceña de Pescueza, la de la Casa Regional de Extremadura en Getafe o revistas de ferias. Actualmente soy colaborador en el diario El Periódico Extremadura y en el Sierra de Gata Digital.
¿Premios de certámenes?
Me gustan poco los certámenes, llevo tiempo sin participar. Casi todos son de época universitaria de carácter literario o fotográfico.
Colabora en la revista de feria de Montijo desde hace tres años ¿sobre qué versa?
Son sobre la lengua, pero de diversas perspectivas. La primera colaboración, “El barrilino”, fue precisamente una recreación, a modo de cuento, de cómo era la feria de ganado en Montijo, empleando para ello el extremeño de la zona. En el 2013 colaboré con un estudio sobre la toponimia, analizando nombres como Montijo, Lácara, Cubillana o Guadajira. La del año pasado fue sobre el parentesco lingüístico que tenemos con el portugués, haciendo un recorrido sobre el vocabulario y expresiones típicas de las Vegas Bajas y que son comunes con nuestros vecinos alentejanos.
¿Qué es el OSCEC?
El OSCEC son las siglas del Órganu de Seguimientu i Cordinación del Estremeñu i la su Coltura. Es una asociación desde la cual velamos por el patrimonio cultural extremeño, especialmente el lingüístico que es el más sensible y el que más riesgo corre en nuestros días.
¿Cuándo nace?
Ahora cumplimos 4 años, nos formamos como asociación en Cáceres en febrero de 2011.
Preside esta organización ¿cuál es su meta?
Mientras me duren las fuerzas, la de seguir luchando por divulgar y concienciar sobre las lenguas minorizadas de Extremadura.
¿Cuál es el objetivo principal del OSCEC?
La meta es que los extremeños podamos disfrutar de nuestro legado sin avergonzarnos: tenemos uno de los patrimonios históricos, culturales, naturales, gastronómico, musical y lingüístico más ricos de Europa. Sin embargo, de todo ello, el patrimonio inmaterial es el que peor consideración tiene debido a una aculturación nefasta para los extremeños. Es decir, una especie de reprogramación donde se nos enseñó a despreciar la lengua y la tradición.
¿Cuál es su aportación personal?
Pues la de tiempo, esfuerzo, dinero... y ¡paciencia! Somos poca gente haciendo mucho, cualquiera que lleve una asociación cultural sabe de lo que hablo.
¿Es conocido el OSCEC?
Nos damos a conocer, en los pueblos por donde hemos estado divulgando, que son más de los que recuerdo, saben quiénes somos y lo que buscamos. Precisamente, el colaborar con otras asociaciones culturales, ayuntamientos o particulares nos permite llegar a mucha gente, aunque contamos con internet desde donde publicamos nuestras actividades, escritos, reportajes, etc. con amplio seguimiento por parte de extremeños, de aquí y de afuera, incluso de otras plataformas que defienden lenguas minorizadas. Contamos incluso con una socia que es del Canadá y es uno de los miembros más activos de la asociación.
¿Qué aporta a nuestra cultura extremeña?
Aporta conciencia, algo que falta hoy en día.
La cultura tradicional se sirve enlatada y se entiende como algo folklórico, cuando en verdad es toda una manera de vivir. Un territorio políglota como el nuestro con tanta tradición y fiestas ancestrales merece respeto y reconocimiento, pero sobre todo la posibilidad de que siga siendo así durante muchos más siglos.
El extremeño, ¿lengua o dialecto?
Ese es el título de una de nuestras charlas en el Ateneo de Cáceres. Sin duda, lengua.
¿Nos avergonzamos de ella en general?
Sí. Al igual que en otras zonas de lenguas minorizadas y situación diglósica, se nos ha machacado en la idea de que hablamos mal tanto que al final nos lo hemos creído.
¿Qué escritores vigentes podemos destacar?
Hay un literatura viva en extremeño de autores no siempre bien conocidos. Actualmente contamos, entre otros, con Alcón Olivera, Garrido Correas, Cruz Díaz, Reina Raposo, Antonio Sánchez Gil, los hermanos Herrero Uceda...
¿Quiénes escriben en la actualidad en extremeño?
Gracias a las nuevas tecnologías, más de los que nos pensamos. Es fascinante ver la gente cómo emplea Facebook, Whatsapp y blogs personales para escribir en extremeño. Cada vez hay más demanda de personas que quieren formarse en extremeño para escribir o traducir.
¿Qué futuro le augura?
Si la globalización lo permite, podremos ver cómo las lenguas minorizadas poco a poco recuperan hablantes y son reconocidas en la ley y ampliamente por la sociedad. Para el caso del extremeño, el xalimegu y el portugués rayano esperamos un gran impulso por parte de los propios extremeños, antes incluso que por parte del gobierno.
Quántusilenciuguarda la nochi
Quántusilenciuguarda la nochi,
másquandurebumba contra la cama.
S’enrean los pensamientus
en el barzaldelaescurana.
Toloqueestáahuera de mí
es el estrangeru, con una vista
tanestrañaque me sobrecoju,
comuquien se cai nun charcu.
Quiciáquelasganas de dormil
entumadambusremus,
peru el coquilludeloque á de venil,
eldisgustu polo que no hue
tienindesinquieta la cabeça.
No ai al reol la voluntá de querel,
namás el herolodiosudelarutina.
Enquequieraenventalunachiperri
paacachiná-la, me faltan los númirus,
mesobra la gana, me hiedi la espera.
La competiciónpolamuança
m’agalvanai me repuna.
M’aporrillu en el butacón,
que’linsueñum’arrastri.
Algutendrá de buenu la nochi
quandu la mañanaquedispierta los páxarus
noesescapásd’espabilal-mi.
Sedráque’ldía no brillea pa mí.
Me margullu en mípropiu,
enquevaigaapreveníu
noaináquetrasd’acordal
metraigaconsuelu.
Ismael Carmona García