Yo también estoy harto · Sergio Piñero del Viejo · Montijo
Perdóneme Sr. Felipe Gutiérrez que le haga algunas apreciaciones acerca de su " comentario". En primer lugar y antes de empezar con mi "personalísimo análisis" creo en los medios de comunicación como formadores de aquellos que lo leen, como educadores sociales obligados no solo en la creación de opiniones, también en el correcto uso de la gramática de Alarcos y la ortografía establecida por la Real Academia Española de la Lengua (R.AE.). Por ende, es preciso advertirle que “harto”, participio del verbo hartar, (cansado, fastidiado) se escribe con H y no como Ud. ha hecho sin “H”. Tras tal aberración en un medio de comunicación hacia nuestra lengua, que es patrimonio de todos “los españoles”, haga el favor de repasar con su corrector ortográfico del Word que tan socorrido es , su próximo discurso.
Siempre hay alguno, como usted, que recurre a la recuperación de la memoria histórica de “todos”, cuando sin argumentación no sabe cómo defender lo indefendible (básicamente porque no hay nada que defender). Cuando hablamos del alzamiento nacional que provocó una guerra civil, y como consecuencia de la misma una dictadura militar, los primeros diez años fascista, y los siguientes hasta su final nacional-catolicista, siempre sacan a colación el intento revolucionario de 1934, como he podido leer en algún que otro medio. Pues bien, el gobierno legítimo de la República, en aquel tiempo, reprimió con dureza dicho intento y, junto a algunos de sus promotores, procesó judicialmente y encarceló a otros políticos que no tuvieron parte en el mismo, como lo fue Don Manuel Azaña. Con lo cual ya pagaron a su debido tiempo por haber incumplido con la legalidad establecida. Pero hasta donde yo sé, Franco y sus secuaces no han pagado por su rebelión militar, ni por sus crímenes, ni por la feroz represión que realizaron sobre los que perdieron la contienda durante los años siguientes.
Hará falta también, cómo no, sacar a colación los asesinatos y crímenes de los que eran de izquierdas. Pues sí, lo sacaremos a colación. Pero ellos, tanto los que los realizaron, como los que no, ya lo pagaron en exceso durante los años siguientes. Y volvemos al tema del inicio, los franquistas, no.
Ahora, lo único que se pretende es juzgar políticamente y sin ninguna consecuencia legal a aquellos que ganaron la guerra y no tuvieron ni piedad ni perdón con los perdedores, y dar un merecido homenaje a aquellos tanto tiempo humillados, perseguidos y ofendidos en sus vidas y haciendas. Nada más, repito, nada más. Y vuelven con su rencor de siempre de soberbia del poderoso mancillada.
En cuanto a los símbolos del franquismo, no los retiremos, pongamos al lado de las lápidas de “los caídos por Dios y la Patria”, otra al lado con los nombres de los “caídos y perseguidos por haber defendido el orden constitucional legalmente establecido”. Y pasemos página de una vez y dejemos a los muertos descansar en paz.
Perdóneme Sr. Felipe Gutiérrez que le haga algunas apreciaciones acerca de su " comentario". En primer lugar y antes de empezar con mi "personalísimo análisis" creo en los medios de comunicación como formadores de aquellos que lo leen, como educadores sociales obligados no solo en la creación de opiniones, también en el correcto uso de la gramática de Alarcos y la ortografía establecida por la Real Academia Española de la Lengua (R.AE.). Por ende, es preciso advertirle que “harto”, participio del verbo hartar, (cansado, fastidiado) se escribe con H y no como Ud. ha hecho sin “H”. Tras tal aberración en un medio de comunicación hacia nuestra lengua, que es patrimonio de todos “los españoles”, haga el favor de repasar con su corrector ortográfico del Word que tan socorrido es , su próximo discurso.
Siempre hay alguno, como usted, que recurre a la recuperación de la memoria histórica de “todos”, cuando sin argumentación no sabe cómo defender lo indefendible (básicamente porque no hay nada que defender). Cuando hablamos del alzamiento nacional que provocó una guerra civil, y como consecuencia de la misma una dictadura militar, los primeros diez años fascista, y los siguientes hasta su final nacional-catolicista, siempre sacan a colación el intento revolucionario de 1934, como he podido leer en algún que otro medio. Pues bien, el gobierno legítimo de la República, en aquel tiempo, reprimió con dureza dicho intento y, junto a algunos de sus promotores, procesó judicialmente y encarceló a otros políticos que no tuvieron parte en el mismo, como lo fue Don Manuel Azaña. Con lo cual ya pagaron a su debido tiempo por haber incumplido con la legalidad establecida. Pero hasta donde yo sé, Franco y sus secuaces no han pagado por su rebelión militar, ni por sus crímenes, ni por la feroz represión que realizaron sobre los que perdieron la contienda durante los años siguientes.
Hará falta también, cómo no, sacar a colación los asesinatos y crímenes de los que eran de izquierdas. Pues sí, lo sacaremos a colación. Pero ellos, tanto los que los realizaron, como los que no, ya lo pagaron en exceso durante los años siguientes. Y volvemos al tema del inicio, los franquistas, no.
Ahora, lo único que se pretende es juzgar políticamente y sin ninguna consecuencia legal a aquellos que ganaron la guerra y no tuvieron ni piedad ni perdón con los perdedores, y dar un merecido homenaje a aquellos tanto tiempo humillados, perseguidos y ofendidos en sus vidas y haciendas. Nada más, repito, nada más. Y vuelven con su rencor de siempre de soberbia del poderoso mancillada.
En cuanto a los símbolos del franquismo, no los retiremos, pongamos al lado de las lápidas de “los caídos por Dios y la Patria”, otra al lado con los nombres de los “caídos y perseguidos por haber defendido el orden constitucional legalmente establecido”. Y pasemos página de una vez y dejemos a los muertos descansar en paz.