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Ana María Moreno Vaquera | 886
Martes, 08 de Junio de 2010
Un escritor de Guadiana del Caudillo

Juan José Hormigo Bautista

Mi infancia no fue tan triste como la de otros niños. No pasé hambre y, al menos, poseía dos pantalones cortos, dos blusas y, para el invierno, una cazadora hecha del capote de un militar y unas botas bastas, que me hizo un zapatero remendón.


Juan José Hormigo, es un hombre conocido en su entorno,especialmente, por sus escritos que acomete de forma vocacional. Como todos los primeros habitantes de los pueblos nuevos, echa de menos su pueblo natal. Siendo muy joven, viene a Guadiana del Caudillo con sus padres, como parte de aquellos primeros colonos que llegan para construir un nuevo pueblo y una nueva sociedad, diferente y por conformar. Nuevas caras, gente desconocida y todo por construir. Perteneciente a esa raza de pioneros extremeños.
Hombre inteligente, evoluciona con los años y sabe incorporar a su vida cotidiana las nuevas tecnologías. No duda en ayudarse de ellas y utilizarlas, no en vano, para entrevista ha hecho uso de los lápices digitales (paints) y es usuario de los ordenadores, a pesar de su edad.

Procede de Fuente del Maestre. Su padre, José María, obrero agrícola y su madre, Catalina tienen cuatro hijos: Lucía (fallecida), Lorenza, Francisco y Teresa que residen en Valencia. Junto con su esposa, María Vázquez Caro, costurera, tiene cuatro hijos y reside en Guadiana del Caudillo.

¿Por qué elige su profesión?
Porque desde pequeño he sentido amor por el orden y la justicia y porque el trabajo del campo no era fijo. Pude optar por la telefónica, como mi hermano, pero me gustaba más vestir el honroso uniforme de la Benemérita.

¿Qué estudios cursó?
Si se pueden llamar así, desde los cinco años hasta los doce en las escuelas públicas de Fuente del Maestre, llamadas entonces escuelas nacionales. En edad avanzada saqué el graduado escolar en Guadiana, gracias a una profesora de nombre Vicenta Prado Rodríguez, que se volcó para que lo obtuviera y, un poco, a mis deseos y voluntad.

¿Cuándo llega a Guadiana del Caudillo?
El día 15 de abril de 1953, en tren procedente de la estación de Villafranca de los Barros. Era un tren mixto, mitad de mercancías y tres o cuatro coches de tercera clase. Antes de llegar a Almendralejo se salió de la vía la locomotora, naturalmente de vapor. No hubo desgracias, pero tardamos en llegar al apeadero de La Vara (así se llamaba un barracón de presos) más de seis horas. Aún la estación de Guadiana no la habían empezado a construir

¿Cómo son los recuerdos de su infancia?
Mi infancia no fue tan triste como la de otros niños. No pasé hambre y, al menos, poseía dos pantalones cortos, dos blusas y, para el invierno, una cazadora hecha del capote de un militar y unas botas bastas, que me hizo un zapatero remendón. Esto gracias a mi abuelo materno, que era barrenero en las canteras de la cal, y manejando dinamita y mecha ganaba bien por aquellos tiempos el dinero, cuando el hambre invadía los hogares pobres. Otros niños, vecinos y amigos míos, andaban descalzos y semidesnudos, pasaban hambre. Comían en el comedor de auxilio social. Yo nunca asistí a este comedor. La verdad que era un niño algo taciturno, reservado pero (quizás no esté bien mencionarlo) mi corazón era sensible, lloraba con las niñas en los entierros de sus padres, que eran muchos a causa del hambre y las enfermedades contraídas por ella. Repartía mi bocadillo con las niñas, siempre he sentido cierta predilección por el género femenino. Jugaba al “esconder” con ellas y, con mis amigos, a las canicas y a pídola. Leía todo lo que caía en mis manos, cuando aprendí, claro. Uno de mis comics o cuentos (así le llamábamos) era el Guerrero del Antifaz, porque siempre defendía a las mujeres de los sarracenos. Ana María, Zoraida, Aixa, nombres que se me grabaron y los llevo en el recuerdo. Me gustaba el cine, asistía los jueves y domingos al gallinero (general). A mis amigos le gustaban las de vaqueros o del oeste, como decíamos. A mí me aburrían, me encantaban los dramas fuertes, los lacrimógenos, a veces, también lloraba como aquellas mujeres por las escenas sentimentales. Puedo recordar Belinda, Cumbres Borrascosas, El Derecho de Nacer, La Fe. Y otras más. En casa de mi abuela había un folletín de dos tomos, con más de mil páginas, se titulaba Rosa María, por Mario D´Ancona, me lo leí dos veces, y fue el trampolín que me inició a aficionarme a la literatura.

¿Cómo fueron los primeros años de colonización?
Cuando llegué contaba 15 años y me deprimí. No es que mi pueblo natal fuese una gran cosa, pero comparado con el Guadiana de aquellos años, era una ciudad. Se carecía de todo, no había luz eléctrica ni teléfono, los caminos eran intransitables. La vida de los colonos y obreros (nosotros éramos obreros) era muy dura, trabajo en la tierra, arando de sol a sol, con vacas, los obreros trabajando en empresas constructoras con pico y pala o plantando chopos con azadas. Al trabajo se iba andando, los más afortunados, en bicicletas compradas a plazos. La sociedad era reunirse en unas tascas improvisadas, a beber medio litro de vino en una botella de las de agua de Carabaña. Las conversaciones siempre eran en torno a lo mismo: que la cosecha este año promete, que el tiempo lo dirá y de la vida que llevaron en sus pueblos de procedencia, no muy halagüeña, por cierto. Guadiana era una babel. Habíamos llegado de casi todos los lugares de la provincia, algunos de Cáceres, de Granada y de la Mancha y, en menor escala, de Valencia, los que trajeron el cultivo del arroz a Extremadura. La cultura era escasísima, muchos jóvenes no sabían leer y menos escribir. Se instaló un local, el llamado, Frente de Juventudes y la Sección Femenina, dependiente de la Falange. En esas sedes, los jóvenes se reunían para jugar al pim-pom o ajedrez. Las mujeres bajo unas “señoritas” aprendían a coser, cocinar, bailes regionales y otras cosas de la época. Se cantaba el Cara al Sol, a la entrada y salida. Cuando llegó la luz abrieron un cine de verano y los domingos era la diversión, con el baile que un acordeonista de Montijo o alguna orquesta del mismo pueblo amenizaban con pasodobles y tangos. También existían las clases sociales: el médico, maestros, cura, alcalde, perito y Comandante de Puesto formaban una sociedad aparte, digamos, la más “aristocrática”, al resto de los vecinos.

¿Qué importancia le da al Plan Badajoz?
Bajo mi humilde p. de v., el Plan Badajoz fue una gran labor que sacó a la provincia del ostracismo y el desconocimiento en que estaba inmersa España. Creo que tuvo mucha importancia, sobre todo, para Montijo y las Vegas Bajas del Guadiana.

¿Se cumplieron las expectativas?
Bueno hay para todos los gustos, yo diría que sí.

Cambios a destacar de su pueblo…
Desde aquel lejano 15 de abril hasta hoy, ha dado una vuelta de 90º. Seis años después marché al servicio militar y, casi, seguía igual que cuando llegué, poco había cambiado. Estuve más de 30 años fuera, en Valencia capital, luego en Ribera del Fresno y cuando retorné era muy diferente. Había crecido más del doble, el ambiente era más alegre, mejoró la calidad de vida, se establecieron más y mejores servicios, más cultura, una biblioteca con ordenadores, los agricultores aparcaron los viejos arados y labraban con tractores. Muchos albañiles se hicieron empresarios del Pladur y la vida mejoró. Se puede destacar la cultura, que ha evolucionado mucho.

¿Cómo ve a su pueblo y a su gente?
Es un pueblo, como sabemos, pequeño y, como tal, le faltan muchas cosas. Una de las principales es la sanidad. Aunque yo dependo de Adesla, aquí no existe, me desplazo a Montijo y a Badajoz para reconocimiento normal pero, observo que, a veces, se levantan los pacientes a las seis de la mañana y no los visitan hasta la una o más. A las dos se terminaron las visitas. A partir de esa hora el pueblo se queda sin servicio médico de urgencia, hay que desplazarse a Pueblonuevo. Sólo hay una farmacia, los domingos y festivo, salvo guardias, cierra, hace turno con Valdelacalzada, Pueblonuevo y Novelda. Casi es mejor desplazarse a Montijo, pero noches de niebla, lluvia intensa o personas que no poseen coche, lo pasan mal. No tenemos pediatra, por lo demás, el pueblo está bien, es tranquilo, regular comunicación con la capital por autobús, porque RENFE nos ha negado casi todos los servicios de tren. Me gustaría que tuviese más servicios. Cuando escribo esto, carece de prensa escrita y así lleva muchos meses, se oye que van a abrir un quisco en la plaza que venderá periódicos.
De su gente, qué voy a decir. Aquí nos conocemos todos, y ya comprenderán... Pero en fin, como en todos los pueblos, existe gente buena y, no digo, malas pero que no coincidimos en algunas cosas. Somos gente sencilla, con rencillas, como en todos los pueblos. Me gustaría que fuese más emprendedor, menos vanidoso y menos político.

¿En qué se inspira para escribir sus poesías o novelas dramáticas?
En un niño que llora, una mujer encinta, un mendigo-a, una flor, un árbol, una mariposa, las cuatro estaciones y hasta un cementerio.

¿Qué tiene editado y publicado?
En libro impreso, sólo “La llamada de la sangre”, gracias a Carmelo Plaza y al Ayuntamiento de Guadiana. En la Revista local de Fuente del Maestre, poesías y relatos cortos. En Nuestra Revista de Matrimonios de Guadiana, una página trimestral, “Ventana del Recuerdo” y algunas poesías, nada más.

¿Su escrito favorito?
Una Mujer en la Acera. Novela basada en un hecho real. La vida de una emigrante rumana, que conocí en la puerta del Corte Inglés de Badajoz. Una historia muy larga de contar, humana y emotiva. Entre Ana y yo nació una amistad reciproca y limpia. Me contó su vida, la creí interesante y la plasme en folios. Por entonces, carecía de ordenador, la escribí en una vieja máquina Olivetti

¿Qué representa el tren?
El tren..., me fascina, es mi medio preferido de transporte, todos los viajes largos, por ejemplo, ahora voy a visitar a mi madre a Valencia y el viaje lo hago en tren. Para mi es seguro, cómodo y limpio, además de inspirarme porque es el medio más romántico que existe. Para mi generación, no lo sé.
Esta algo desfasado en las zonas rurales, el automóvil y los autobuses, lo han desplazado, no obstante, creo que para los pueblos que conservan la estación es todavía progreso y vida.

¿Quitar al pueblo lo “Caudillo?
Permítame que me reserve esta pregunta, no me gusta la polémica ni la política.

¿Qué es Matrimonios del Guadiana?
Una asociación, que une, que culturiza y que tiene mucha raigambre en el pueblo; creo que es importante.

La independencia está a punto de llegar…
Cuando sea municipio ya veremos. A mí, personalmente, me gusta ser ciudadano de Badajoz
Se acaba de colocar una placa en homenaje a los escritores…
“El Rincón de los Escritores”, en la plaza de la calle La Puebla. Sentí mucha alegría y emoción de que mi pueblo reconozca, con la placa y el sencillo homenaje, a todos los poetas y poetisas, escritores del pueblo y de mas allá, porque no especifica a nadie, a ningún lugar geográfico, como por ejemplo, la de los donantes de sangre. Es un recuerdo para todos los escritores.

¿Está contento con su vida?
Si, si hubiese estudiado creo que mi nombre estaría en los escaparates de las librerías, pero no me quejo de la vida. Siento orgullo de mi profesión. Conformarse con lo que Dios o el destino te han deparado es una virtud. Es un orgullo para mí, haber vestido durante más de 30 años el honroso uniforme de la Benemérita.

Alguna anécdota:
Los primeros años de mi ingreso en el Cuerpo, los guardias no estábamos autorizados a vestir de paisano, pero en las ciudades, los que no residíamos en el acuartelamiento, incumplíamos las normas vistiendo de paisano y el sargento hacia la vista gorda. Un día fui vestido de paisano al cuartel, sin permiso, y el sargento me invitó a sentarme. Llegó el teniente y, cumpliendo con el reglamento, nos pusimos de pie. El suboficial le dijo al jefe de la Línea: “Mi teniente, estoy recibiendo una denuncia”. El oficial me miró y le dijo al jefe del Puesto:” Bien, sargento, termine de despachar con el denunciante, mientras el conductor y yo vamos a tomar café. El sargento no dijo nada, yo me puse nervioso pensando en el paquete, pero se fue, y yo me quité de en medio.
Cuando llegó el teniente de vuelta le dijo al sargento: “Esos paisanos, no interesan que hagan denuncias, procure usted que no vengan más a denunciar sargento, por el bien de todos”.

Perfil


[Img #6616]Nombre: Juan José Hormigo Bautista.
Nacimiento: Fuente del Maestre.
Profesión: Guardia Civil-R.
Residencia: Guadiana del Caudillo.
Estado civil: Casado.
Un lugar para perderse: El Rincón de Ademuz (Valencia) y Las Hurdes.
Una compañía: Mi mujer, mis hijos , nietos y un libro.
Una lectura: Blasco Ibáñez, Hugo,Zola y Tolstoy.
Una música: Para Elisa, de Beetohoven, y la Leyenda del Beso
Un hobby: La fotografía, las plantas y la lectura.
Un sueño: Que se terminen las guerras, y el hambre y ver algunos de mis libros publicados
Bibliografía: La llamada de la Sangre, Una mujer en la Acera, Vidas de Pasión, Arrestado en la Siberia, Las Enfermeras. La mili de aquellos tiempos, y otras que se me han extraviados. Y en curso, Ironías del destino

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