La educación como trinchera política
Nos van a volver locos. Un día resulta que
somos la generación mejor preparada de la Historia de España y, al día
siguiente, nuestro sistema educativo es un desastre, y estudios internacionales
sitúa a nuestros adultos entre los últimos de Europa por nivel de estudios.
Obviamente ambas cosas no pueden ser ciertas
al mismo tiempo, pero eso a nuestros políticos no les va a impedir utilizar la
educación como trinchera política y, sobre todo, ideológica. Nos van a volver
locos.
Yo tengo claro que la gente, la sociedad,
entiende que la educación es un asunto de Estado, es decir que la mayoría creemos
que lo que los políticos tendrían que hacer es ponerse de acuerdo y darle
estabilidad y calidad al nuestro sistema educativo. Pero también tengo claro
que los partidos políticos, sobre todo el Partido Popular, no quieren.
A los hechos me remito. Entre el verano de
2010 y el de 2011 el ministro Gabilondo, todos los grupos parlamentarios, salvo
el PP, asociaciones de madres y padres, asociaciones pedagógicas y sindicatos
de enseñanza alcanzaron un preacuerdo para poner en marcha 123 medidas que
darían calidad al nuestro sistema educativo. Sólo faltaba que el PP, que había
participado en la elaboración del documento, se adscribiera al mismo. Pero no
lo hizo y, como era impensable un acuerdo general sin contar con uno de los
grandes partidos políticos, dicho acuerdo fracasó.
Desde entonces el PP tomó una deriva unitaria
y excluyente en temas educativos, que se reforzó una vez que asumió el poder
tras sus victorias electorales de 2011. La expresión más extrema de esta
posición es su determinación de elaborar la Ley Orgánica de Mejora de la
Calidad Educativa (LOMCE), que no sólo no ha contado con la participación de la
comunidad educativa sino que se está elaborando en contra de la opinión
mayoritaria de la misma, y de todos los demás partidos políticos.
Todavía no se ha aprobado la LOMCE y el Psoe
ya ha anunciado que cuando llegue al poder la derogará. No hay acto político o
académico en el que el ministro de Educación, Sr. Wert, no sea abucheado y
recriminado. Y la comunidad educativa está en pie de guerra, con el anuncio de
una segunda Huelga General de la enseñanza, el próximo 24 de octubre, convocada
por los sindicatos del izquierda y los de derechas, por los padres y por los
alumnos . La anterior fue el 22 de mayo de este mismo año.
Pocas
veces un gobierno democrático ha utilizado su mayoría absoluta tan claramente
en contra de los deseos de aquellos a quienes dicen representar.
Nos van a volver locos. Un día resulta que somos la generación mejor preparada de la Historia de España y, al día siguiente, nuestro sistema educativo es un desastre, y estudios internacionales sitúa a nuestros adultos entre los últimos de Europa por nivel de estudios.
Obviamente ambas cosas no pueden ser ciertas al mismo tiempo, pero eso a nuestros políticos no les va a impedir utilizar la educación como trinchera política y, sobre todo, ideológica. Nos van a volver locos.
Yo tengo claro que la gente, la sociedad, entiende que la educación es un asunto de Estado, es decir que la mayoría creemos que lo que los políticos tendrían que hacer es ponerse de acuerdo y darle estabilidad y calidad al nuestro sistema educativo. Pero también tengo claro que los partidos políticos, sobre todo el Partido Popular, no quieren.
A los hechos me remito. Entre el verano de 2010 y el de 2011 el ministro Gabilondo, todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, asociaciones de madres y padres, asociaciones pedagógicas y sindicatos de enseñanza alcanzaron un preacuerdo para poner en marcha 123 medidas que darían calidad al nuestro sistema educativo. Sólo faltaba que el PP, que había participado en la elaboración del documento, se adscribiera al mismo. Pero no lo hizo y, como era impensable un acuerdo general sin contar con uno de los grandes partidos políticos, dicho acuerdo fracasó.
Desde entonces el PP tomó una deriva unitaria y excluyente en temas educativos, que se reforzó una vez que asumió el poder tras sus victorias electorales de 2011. La expresión más extrema de esta posición es su determinación de elaborar la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que no sólo no ha contado con la participación de la comunidad educativa sino que se está elaborando en contra de la opinión mayoritaria de la misma, y de todos los demás partidos políticos.
Todavía no se ha aprobado la LOMCE y el Psoe ya ha anunciado que cuando llegue al poder la derogará. No hay acto político o académico en el que el ministro de Educación, Sr. Wert, no sea abucheado y recriminado. Y la comunidad educativa está en pie de guerra, con el anuncio de una segunda Huelga General de la enseñanza, el próximo 24 de octubre, convocada por los sindicatos del izquierda y los de derechas, por los padres y por los alumnos . La anterior fue el 22 de mayo de este mismo año.
Pocas veces un gobierno democrático ha utilizado su mayoría absoluta tan claramente en contra de los deseos de aquellos a quienes dicen representar.