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Paca Blanco · Talayuela | 139
Lunes, 15 de Abril de 2013

A favor de lo ESCARCHES · Paca Blanco · Talayuela

En las últimas semanas una buena parte de los informativos y de las páginas de los periódicos están dedicada al tema de los escraches. Parece que protestar delante de las casas de quienes tienen capacidad de legislar y, sin embargo, permiten que se mantenga una situación ilegítima e inmoral.

Paradójicamente, la mayor parte de los medios de comunicación nunca concedieron tanta atención al acoso y agresión que muchas personas sufrieron al denunciar la especulación urbanística y los proyectos inmobiliarios ilegales que, en buena medida, han conducido a engordar la burbuja económica que explotó en 2007 y cuya onda expansiva se está llevando por delante la posibilidad de vida digna para una buena parte de la sociedad.

Ese es mi caso. No es el único, pero refleja bien un acoso que los medios mayoritarios denominan, cuando se aplica a quienes gobiernan, terrorismo o violencia.

Yo formo parte de una organización, Ecologistas en Acción, que denunció, con éxito,  la ilegalidad de un complejo turístico en la Marina de Valdecañas. Durante cinco largos años sufrí el acoso violento de algunos de mis propios vecinos hasta que me fue imposible aguantarlo y me marché a vivir a una caravana en el campo.  A esta persecución no se  le llama escrache o terrorismo. Se considera “gamberreo de unos jóvenes borrachos” y es disculpado mayoritariamente  por el resto de la población y relativizado por los alcaldes y fuerzas del orden.

Me reuní varias veces con el Subdelegado del Gobierno, la Delegada del Gobierno, el  Teniente Coronel de la Guardia Civil, y realicé visitas continuas al cuartelillo. Se plantearon diversas preguntas parlamentarias, tanto al  gobierno de PSOE, como al del PP. Incluso, conté con la solidaridad de un buen número de intelectuales y personas de referencia que firmaron un manifiesto de  apoyo. A pesar de todo me tuve que ir de mi pueblo.

Muchas veces da la sensación de que ganan quienes ejercen un poder fraudulento contra las personas. Ganan políticos sospechosos de haber practicado la corrupción, ganan especuladores incluso con condenas, ganan quienes son los verdaderos terroristas, porque es terrorista quien  se aprovecha del poder y la fuerza para infundir terror y conseguir sus propósitos.

Creo importante, que cuando todas las vías que ofrece la democracia son sistemáticamente vulneradas, las personas se organicen y se rebelen. Hoy, no parece importar un millón de firmas en una ILP, o que los jueces duden de la legitimidad de los desahucios, ni que la UE diga que la ley hipotecaria española no es justa. Por ello, a la gente no le queda otra cosa que hacer más que lo que está haciendo. Por dignidad y por justicia.

Por ello, me solidarizo y animo a quienes se han decidido a hacer escraches a los políticos que no están dispuestos a hacer lo que deben: defender el interés y el bienestar de todos y todas.  Y me da igual del color que sean.

Si nos  están robando hasta las ganas de vivir, hay que señalarlos y denunciarlos.  ¿Qué les molestamos? Bueno esa es la idea. Que se sientan incomodos y perciban, aunque sea una pequeña parte daño que nos están haciendo. ¿Qué esperan,  que seamos unos muertos de hambre, sin casa,  sin posibilidad siquiera de poder acceder a un trabajo? ¿Qué  suframos en silencio esta situación como quien en el anuncio publicitario  sufría en silencio las almorranas? ¿Que no hagamos ruido y si lo hacemos sea con permiso de las autoridades  y en un sitio invisible?

Quienes nos oprimen son los antisistema. Son ellos quienes se han cargado el sistema y nos han lastrado con seis millones de parados, con una reforma laboral que acaba con los derechos que se ganaron a costa de la vida y la libertad de algunos. Quieren acabar con la educación o  la sanidad. Destruyen el medio ambiente con el pretexto de un progreso y unos puestos de trabajo que nunca llegan. Promueven una forma de producir alimentos que arruina los campesinos y enferma a la gente. Se enriquecen con los medicamentos que nos venden con sus efectos secundarios para seguir vendiéndonos más medicamentos. Contaminan el agua y el aire. Destruyen materia y energía finita sin pensar en qué va a pasar dentro de pocos años.

¿Y qué vamos a hacer las personas sin aire, sin agua, o sin tierra? ¿Nos venderán mascarillas para poder respirar y se seguirán forrando? ¿Tendremos que comprar el agua embotellada y se seguirán forrando?  

Mientras seguirán reprimiendo y metiéndonos miedo, mucho miedo para que no seamos capaces de salir a la calle a decirles alto y que no lo vamos a consentir.

¿Cómo es posible que se pueda argumentar que se molesta a los niños que viven en las casas donde se realizan los escraches, mientras hay niños que llegan al colegio sin desayunar y les quitan la ayuda para la única comida decente que hacen? A nuestros niños les quitan el transporte escolar, las urgencias, la tranquilidad que les proporcionaban sus padres ahora en el paro sin cobrar absolutamente nada. Son  desahuciados de sus casas violentamente ¿Quién piensa en nuestros niños?

Quiero acabar dando todo mi apoyo y mi solidaridad a todos y todas los que por conciencia o por desesperación tienen la valentía de ir a casa, al trabajo,   a la cafetería o al Congreso y denuncia el MAL gobierno.

Estos gobiernos a los que se les llenan la boca con la mayoría absoluta. Tienen esa mayoría prestada porque engañaron al pueblo haciéndole ver que iba a darle trabajo y el pueblo se dejó engañar por necesita ese trabajo. Pero el pueblo no es tonto. Se siente engañado y moralmente, ya no tienen  legitimidad.

Soy radical porque quiero ir a  la raíz del problema y antisistema, porque esta sociedad que nos están imponiendo  no me gusta.

Me acuerdo que coreábamos en alguna manifestación “nos lo vamos a pensar a la hora de votar”.  Las próximas elecciones lo vamos a tener crudo para elegir y más le vale a los partidos políticos, sacar pecho y defendernos sin tapujos porque ellos, sí que lo van a tener crudo.

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