Al exalcalde de Lobón · Toni Álvarez · Concejala del Excmo. Ayuntamiento de Lobón y Secretaria General Agrupación Local PSOE
El Nono, exalcalde de Lobón, nunca ha ido de frente con los concejales socialistas de su pueblo y se va sin despedirse de nosotros, ¿será que no se atreve a mirarnos a la cara?
Durante estos casi 10 años ya, desde mis primeras elecciones municipales, han sucedido muchas cosas importantes en mi vida personal y, sin duda, son las que verdaderamente importan.
También han sucedido muchas cosas importantes en mi vida,
modestamente, política y es en esta faceta donde desde el principio ha habido
una tormenta constante, unas turbulencias innecesarias manejadas por el nudo
serpentino de un Alcalde que, para nada, ha sido el Alcalde de todos; que, para
nada, ha sido tolerante, dialogante o cualquier calificativo positivo que se
entiende en un Alcalde, al menos conmigo y con todo aquél que considera enemigo.
El Nono ha actuado como la culebra que se encontró el pastor
de Esopo: “…el hombre se compadeció de la culebra a la que otros habían atado a
un árbol para que muriera. El pobre hombre la recogió, la calentó y cuando ésta
se recuperó lo atacó y se enroscó en su cuello; el hombre, sorprendido, le
preguntó: -¿qué haces? ¿Por qué me tratas así?, a lo que ella respondió:
-Obedezco a mi instinto”.
El Nono ha defendido el sillón de la Alcaldía sin sopesar su
intromisión en las casas y en los corazones de los que ha atacado sin descanso,
por ejemplo, a esta concejala socialista y sus familiares; sin calibrar la
carga emocional de sus ataques ha hecho de la política de base en Lobón una
basura, buscando el enfrentamiento constante; y, siempre ha primado su instinto.
Esto no es política, o al menos yo no la reconozco así, por supuesto. Es más,
no creo sea un ejemplo a seguir.
El Nono, ese ser amable y amigo para sus amigos, ha sido el
más hiriente enemigo que puede encontrar en su camino una persona sin grandes
pretensiones políticas, como lo soy yo o los concejales con quien se ha cebado.
Esta persona de la que todavía guardo sus momentos de niño: en mi casa,
conmigo y mis hermanos, no es la misma, sin duda. El Nono actual es una
degeneración de sí mismo que me hizo un daño irreparable la noche del
Pleno del 17 de diciembre del año 2010, palabras por las que se va sin pedir
perdón; los allí asistentes pudimos ver en su rostro la mirada
desencajada de alguien que tenía un objetivo: hundirme. Puedo dar fe de que lo
consiguió, puedo dar fe de que sus palabras injuriosas se clavaron en mi
memoria, en la de mi marido, en la de mi hermano, en la de mis
compañeros,…al igual que su mirada de odio sin sentido.
Al hombre se le presupone la capacidad de esfuerzo, examen,
reflexión, respeto, afecto…que le conduce hacia una vida en sociedad donde se
respeta al "otro ser humano". Siento decir que, para mí, es digna de
desprecio cualquier persona que no respeta a la otra, que no reflexiona sobre
el daño que provoca y, sobre todo, que no sabe examinar sus errores y corregir
sus desaciertos. Y, a decir verdad, así veo yo al Nono: carente de eso que se
le presupone al Hombre.
Por desgracia, he visto cómo la agresividad verbal, la
intención de hacer daño y anular al contrincante político, la ha ejercido “in
crescendo” este Alcalde dimisionario. Ahora que dice que se va, tengo que decir
que espero ganemos en tranquilidad en Lobón, aunque a juzgar por el anónimo que
hizo repartir el otro día, cuando ya no era Alcalde, parece que se despoja del
título, pero no de sus reprochables atribuciones.
Como dice la moraleja de la fábula de Esopo: Atacar al
principio el mal, procura; si llega a echar raíz, tarde se cura.
Yo sigo reclamando una rectificación, D. Juan Antonio, Nono.
Durante estos casi 10 años ya, desde mis primeras elecciones municipales, han sucedido muchas cosas importantes en mi vida personal y, sin duda, son las que verdaderamente importan.
También han sucedido muchas cosas importantes en mi vida,
modestamente, política y es en esta faceta donde desde el principio ha habido
una tormenta constante, unas turbulencias innecesarias manejadas por el nudo
serpentino de un Alcalde que, para nada, ha sido el Alcalde de todos; que, para
nada, ha sido tolerante, dialogante o cualquier calificativo positivo que se
entiende en un Alcalde, al menos conmigo y con todo aquél que considera enemigo.
El Nono ha actuado como la culebra que se encontró el pastor
de Esopo: “…el hombre se compadeció de la culebra a la que otros habían atado a
un árbol para que muriera. El pobre hombre la recogió, la calentó y cuando ésta
se recuperó lo atacó y se enroscó en su cuello; el hombre, sorprendido, le
preguntó: -¿qué haces? ¿Por qué me tratas así?, a lo que ella respondió:
-Obedezco a mi instinto”.
El Nono ha defendido el sillón de la Alcaldía sin sopesar su
intromisión en las casas y en los corazones de los que ha atacado sin descanso,
por ejemplo, a esta concejala socialista y sus familiares; sin calibrar la
carga emocional de sus ataques ha hecho de la política de base en Lobón una
basura, buscando el enfrentamiento constante; y, siempre ha primado su instinto.
Esto no es política, o al menos yo no la reconozco así, por supuesto. Es más,
no creo sea un ejemplo a seguir.
El Nono, ese ser amable y amigo para sus amigos, ha sido el más hiriente enemigo que puede encontrar en su camino una persona sin grandes pretensiones políticas, como lo soy yo o los concejales con quien se ha cebado. Esta persona de la que todavía guardo sus momentos de niño: en mi casa, conmigo y mis hermanos, no es la misma, sin duda. El Nono actual es una degeneración de sí mismo que me hizo un daño irreparable la noche del Pleno del 17 de diciembre del año 2010, palabras por las que se va sin pedir perdón; los allí asistentes pudimos ver en su rostro la mirada desencajada de alguien que tenía un objetivo: hundirme. Puedo dar fe de que lo consiguió, puedo dar fe de que sus palabras injuriosas se clavaron en mi memoria, en la de mi marido, en la de mi hermano, en la de mis compañeros,…al igual que su mirada de odio sin sentido.
Al hombre se le presupone la capacidad de esfuerzo, examen,
reflexión, respeto, afecto…que le conduce hacia una vida en sociedad donde se
respeta al "otro ser humano". Siento decir que, para mí, es digna de
desprecio cualquier persona que no respeta a la otra, que no reflexiona sobre
el daño que provoca y, sobre todo, que no sabe examinar sus errores y corregir
sus desaciertos. Y, a decir verdad, así veo yo al Nono: carente de eso que se
le presupone al Hombre.
Por desgracia, he visto cómo la agresividad verbal, la
intención de hacer daño y anular al contrincante político, la ha ejercido “in
crescendo” este Alcalde dimisionario. Ahora que dice que se va, tengo que decir
que espero ganemos en tranquilidad en Lobón, aunque a juzgar por el anónimo que
hizo repartir el otro día, cuando ya no era Alcalde, parece que se despoja del
título, pero no de sus reprochables atribuciones.
Como dice la moraleja de la fábula de Esopo: Atacar al
principio el mal, procura; si llega a echar raíz, tarde se cura.
Yo sigo reclamando una rectificación, D. Juan Antonio, Nono.






















