Las clarisas de Montijo profesan en la Regla aprobada por Inocencio IV
Don Santiago García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz, presidió la profesión de las religiosas clarisas del monasterio del Santo Cristo del Pasmo de Montijo, que pasan de la regla de Urbano IV a la más primigenia, aprobada por el Papa Inocencio IV y proveniente de la misma Santa Clara. Con ello, las religiosas, afianzan su opción por la pobreza, tal como quiso Santa Clara y San Francisco de Asís.
La profesión, se hizo en el marco de la Eucaristía, concelebrada por diez sacerdotes (todos han tenido o tienen algo que ver con el convento), en la que se celebraba la festividad de San Francisco de Asís. El arzobispo recordaba a todos los presentes, con la capilla del monasterio llena de fieles, el deber de los cristianos de vivir con alegría en todas las circunstancias de la vida (incluso en “estos tiempos de de prueba para todos”). Instaba también a esta alegría a las religiosas para vivir “en alegría, en el trabajo y en la oración”.
Tras la homilía tenía lugar la profesión de todas las religiosas, hecha la lectura, por parte del Visitador de religiosas y Delegado Episcopal, Feliciano Leal (también párroco de Lobón) del escrito papal autorizando el cambio, tanto las de profesión perpetua, como la de temporal.
Al finalizar la Eucaristía, monseñor García Aracil, que tenía que partir enseguida, departió con las religiosas en el mismo coro, repitiendo el mismo mensaje que ya había dado en la homilía e interesándose por la vida de las religiosas en Montijo.
La profesión, se hizo en el marco de la Eucaristía, concelebrada por diez sacerdotes (todos han tenido o tienen algo que ver con el convento), en la que se celebraba la festividad de San Francisco de Asís. El arzobispo recordaba a todos los presentes, con la capilla del monasterio llena de fieles, el deber de los cristianos de vivir con alegría en todas las circunstancias de la vida (incluso en “estos tiempos de de prueba para todos”). Instaba también a esta alegría a las religiosas para vivir “en alegría, en el trabajo y en la oración”.
Tras la homilía tenía lugar la profesión de todas las religiosas, hecha la lectura, por parte del Visitador de religiosas y Delegado Episcopal, Feliciano Leal (también párroco de Lobón) del escrito papal autorizando el cambio, tanto las de profesión perpetua, como la de temporal.
Al finalizar la Eucaristía, monseñor García Aracil, que tenía que partir enseguida, departió con las religiosas en el mismo coro, repitiendo el mismo mensaje que ya había dado en la homilía e interesándose por la vida de las religiosas en Montijo.
