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Julia Coco Castón | 190
Lunes, 16 de Julio de 2012

Las cosas por su nombre… sin acritud · Julia Coco Castón · Montijo

Bueno, ha habido gente que, con razón o sin ella, se ha despachado a gusto. Así que, como estamos entre demócratas, yo me arrogo el mismo derecho y, en igualdad de condiciones, no voy a morderme la lengua. El que quiera que lo lea. Y el que no… como las lentejas. Pero meter la cabeza bajo el ala no exime de responsabilidad y el lloriqueo no lo justifica. Así que… ustedes mismos.

 

Viene siendo habitual, y tiene toda la pinta de que va a aumentar la frecuencia, que la Cámara que representa a todos los españoles se use como foro para lanzarse improperios aquellos que dicen representarnos y cobran muy bien por ello. Yo no recuerdo haberles firmado ninguna autorización al respecto. Ni asumo responsabilidad alguna por lo que dicen, ni me doy por ofendida ni aplaudo sus escarnios. Pero insultos, violencia y chirigotas ofensivas son arrojadas por sus señorías como carnaza a sus representados, a los que con tal actitud muestran su más absoluto desprecio. Esto dice mucho de la formación  y calidad de sus “señorías”.

 

Los “que se jodan” circulan por el hemiciclo de bancada a bancada y tiro porque me toca. Cuando no es Labordeta es en la fila de enfrente. Igual de abominable venga de donde venga. Pero lo cierto es que cuando lo dice Labordeta… pelillos a la mar, ha sido en un ambiente de buen rollo. Y si es el “manda huevos” de Trillo o el último “que se jodan” de la del PP, el PSOE o se rasga las vestiduras, se  aferra al victimismo o se da habilidad para meternos en el saco de los ofendidos a todos los españoles. Así enfoca el objetivo en la dirección opuesta a donde nos interesa. El personal se enzarza en la camorra callejera y ellos siguen brindando con champán y ya no queremos saber. Pero no. No todos picamos el cebo. Por mí hasta aquí zanjado. Ahora vamos a otro asunto.

 

Cuando por estas tierras extremeñas apareció por aquellos años de mi infancia aquello que se dio en llamar “el paro” (Subsidio por Desempleo), que pa mí que no pululaban por España todavía ni el PSOE, ni Isidoro en chaqueta de pana se había cambiado el nombre; Alfonso Guerra liaba porros en pantalón de campana, ni Carrillo circulaba en Cadillac regalo de Ceaucescu… Porque Franco se murió cuando yo tenía 15 años y algunos puede que ya lo cobraran… Se instauró como ayuda para que los que se quedaban sin ingresos pudieran salir adelante y aguantar hasta encontrar nuevo empleo. No para tomarlo como pensión vitalicia… Porque, a ver, ¿qué familia puede subsistir con la prestación por desempleo? Nadie. A menos que cuente con otros ingresos que la engrosen...

 

El caso es que, la gente, injustamente acostumbrada a trabajar de sol a sol por una miseria, que no había conocido otra cosa, se sentía avergonzada al ir a cobrar sin trabajar. Ahora nos encontramos con gente que no  ha conocido otra cosa que cobrar sin tener que trabajar. Bien porque, sin trabajar, simplemente hacía trucos y malabares para justificar lo mínimo y cobrar el paro a costa de comprar peonadas. O bien el subsidio era un complemento a otras garnachas que ha venido cobrando en negro sin tener que cotizar a Hacienda, la Seguridad Social o declararlo a la hora de solicitar Becas y Ayudas al estudio. E iban arrebañándolo todo. Mientras a ti se te quedaba cara panoli por trabajar a destajo corriendo de un lado para otro por una miseria de mijinas que no alcanzaban para llegar a fin de mes, en tareas que ellos despreciaban porque ganaban más que tú acostados en casa. Cuando alguien se percató de que en muchas casas había más pagas de paro que sueldos en un ministerio, se limitó el tema a un cobro por familia. Pero en todos sitios los hay avispados. Y a nueva ley,  nueva trampa: la madre empadronada con la abuela. El pequeño con la tía. El hermano con la vecina muerta. A los suegros se les incluía en la unidad familiar. El otro en el campo, a uno que se adopta, a otro que se recoge… Toda la familia cobrando por tos lados igualmente pero disimulá. ¡Y esto ya si levanta…! Y te lo dicen en la cara yendo de sobraos. Puede que decir esto no sea políticamente correcto. Pero es la verdad. Muchas amas de casa que no habían trabajado fuera en la vida y no lo iban a hacer en adelante, se inscribían en el INEM, pagaban a quien cotizaba por ellas el tiempo necesario y así cobraban hasta 18 meses. Cuando se acababa volvían a empezar. Igual que el resto de componentes de la familia. Así vivía, vive mucha gente por aquí. Así que no hablen de que AHORA les obligan a meterse de cabeza en la economía sumergida. Esa economía viene sosteniendo burbujas y no solo inmobiliarias. El cuento ha existido siempre. Y cada cual tiene sus trapicheos. Y hay quien pasa más privaciones estando todo el día trabajando que los que se dicen necesitados y cobran el paro, están pagando un coche de unos pocos de kilos, tienen mejor casa, motos, vacaciones y lo que caiga... porque no se privan de ná.

 

Así ha vivido desde los tiempos de Adán y Eva Andalucía y Extremadura. Así se han perpetuado en estas Comunidades los gobiernos que vendían votos a estómagos agradecidos. En lugar de hacer crecer a sus Comunidades, industrializándolas, para que sus ciudadanos no tuvieran ni que emigrar ni que mendigar. Que no fuéramos más la mano de obra barata para enriquecer otras áreas de España con nuestro esfuerzo. Esfuerzo que se iba de Extremadura, y se sigue yendo, mientras esta (despensa de Europa) sigue siendo el culo del mundo. Porque acostumbraron a la gente a cobrar subvenciones por llevar las vacas al matadero, por no sembrar y Extremadura entera está “de posío”. Cuando había llegado a levantar cabeza gracias a aquellas parcelas que dio Franco y de las que aún viven quienes quieren trabajarlas. Otros las dejan de rastrojos y cobran por ello. En lugar de eso, los nuevos salvadores ofrecían el PER. Condenando a un sistema caciquil que ha ido travistiéndose con los tiempos, más esclavo que el de Franco. Pero el mismo en esencia. Así la despensa de Europa fue mutando en el desierto de Kalajari: se cambio el tomate, algodón, garbanzos, habas y cuanto regadío proliferó con el mal instalado y mal aprovechado Plan Badajoz para cambiarlo por el monocultivo de girasol en grandes extensiones que luego se queda en la tierra porque se cobra por ocuparla, no por hacerla producir. Y lo que se paga es la no producción. Hoy esas subvenciones limitan el número de cosechas y obligan a una en concreto. Pero se coge la pasta y uno se somete. Nadie vio venir que eso le quitaba poder adquisitivo y le condenaba a la eterna miseria. Así que todo dios se apuntó al carro del pan para hoy y hambre para mañana. Y nos gustaba tanto que salían por mayoría absoluta perpetuándose en el cargo más de 40 años.

 

Los cobrantes de subsidios no han demandado nunca la creación de puestos de trabajo a aquellos que sentaban en la poltrona. Ni ellos se lo ofrecieron nunca. Reivindican cobrar el parino. Venden el voto a quien se lo asegura. Hipotecan con ello su futuro, el de sus hijos y el de los demás. Lo tienen asimilado como un derecho adquirido. El cobro. No el trabajo. Hay excepciones. La que justifica la regla. Todo está mal para todo el mundo. Pero da la casualidad de que el pringado que se ha pasado la vida trabajando y pagando para que estos cobren, cuando ya no pueda trabajar, no va a tener ni paga de jubilación, ni sanidad ni quien le atienda. Y los que no han pegado palo al agua… “carrera que no da el caballo en el cuerpo la tiene”. Y no. No es suerte que los que se pasan la vida trabajando tengan trabajo. Se lo han ganado a pulso. Toda la vida. Nadie les ha regalado nada. Estaría bueno. Antes han  dado muchas patás. No todo el mundo trabaja en lo que quiere o en aquello para lo que tiene cualificación demostrada. Pero anteponen otras cosas: la dignidad, la familia, el futuro, ilusiones…Y se sacrifican. No son menos personas por aceptar trabajos para vivir dignamente. Mientras algunos se pegaban la gran vida, otros se aplicaban en superarse y mejorar. No esclavitud. Trabajo. Trabajos dignos y remunerados. Lo indigno es vivir a costa de otro. El mercado del trabajo se lo cargan los abusos, por ambas partes. Pero el fraude es el peor daño. Y los que lo cometen hacen daño a todos porque todos tenemos que pagar los desperfectos.

 

En una casa la economía no se va al garete con la compra del último coche de lujo, una joyita, el cambio a la nueva casa, o las últimas vacaciones… Ni por la última mala cosecha, una mala inversión o la crisis del negocio. Es la suma continuada de todas esas pequeñas cosas, que no nos podemos permitir, que la van minando mientras el administrador se lanza barrera abajo tapándose los ojos porque “!qué vas a hacer…ya saldremos de ésta!”

 

Zapatero nos mintió negándose a admitir la crisis hasta que todo el gato estuvo fuera. Mientras derrochaba a diestro y siniestro para comprar voluntades. Y siguió mintiendo dando falsas esperanzas con aquellos “brotes verdes” de mirada serena, que no hemos visto nunca. Bueno sí, los bancos, a los que les dio pie para apretarnos más las tuercas. Esos son los únicos que se seguirán forrando a nuestra costa. Con Aznar “España iba bien”. Para él mejor que para nadie, mientras se preparaba un futuro made in U.S.A. caiga quien caiga. El pastel se coció, vendió y propagó con Felipe González, obrero español, que se enteraba de todo por la prensa y de nada a conveniencia. Pero tuvo la luminosa idea, idea que llevó a la práctica con gran éxito y todos sus querubines se han encargado de mantener viva, a la vista de que aún perduran sus enseñanzas, de convencer al pueblo de que, después de Franco, con él estábamos mejor. Y se pasó, sin término medio, del empresario ca… a ser el obrero “o que mais ordena”. En este país ser empresario está mal visto. Vivir del cuento no. Tomando a las empresas por ONGs y el trabajo por cachondeo. Porque el que arriesga su dinero en abrir una empresa lo hace por realizarse y está dispuesto a quebrar perdiéndolo todo en dos días a manos de cualquiera. Y en lugar de arrimar el hombro para mantener el trabajo, algunos se empeñaron en destruir dichas empresas que han venido cerrando allá donde se instalaron. De aquellos polvos… estos lodos. Llegando al relax total, hubo una gran masa que llegó a creerse que podía cobrar sin trabajar de por vida. Y así lo ha venido haciendo. Pero de donde se saca y no se entra se ve el fondo. Y el fondo se ha convertido en un gran cráter imposible de allanar. Hoy hace falta no un milagro, MILAGROS, para enderezar este entuerto. Y tal cosa que no la espere nadie a estas alturas. Por la ineptitud de los políticos, de todos los colores, en el plantel, porque éstos miran antes por los bancos que por el que les dio la silla y porque el tiesto está completamente hecho astillas e imposible de recomponer. Así que todos vamos a pagar hayamos sido culpables o no. Pero lo que más jode, es que los que sí son hacedores del estrago son los que más aúllan. Porque tantos años acostumbrados a la buena vida, vida fácil, no la quieren perder. No están dispuestos a ganarse el pan como cualquier hijo de vecino. Porque afuer de quebrar empresas ya no va quedando dónde hacerlo. Y levantar la propia requiere de recursos y esfuerzos económicos y personales que no están dispuestos a empeñar. Ellos y los que han estado robando a manos llenas se han encargado de producir esto. Y buscar fáciles cabeza de turco con las que engañar al vulgo tampoco servirá. Los que más cobran y roban, los políticos no son funcionarios, y lo van a seguir haciendo. Se empieza por los funcionarios, cebando en ellos la animadversión y se acaba… Otros comenzaron culpando a los judíos y miren en que terminó. En fin, que entre todos la mataron y ella sola se murió.

 

¿Y Rajoy?… es culpable: de tener sobra de complejos y falta de bemoles. En solo siete meses no puede ser el padre de todos los apocalipsis. Si cuando entró hubiera puesto al corriente a todos los que querían saber del pastel que encontró en la despensa, ahora nadie se llamaría a engaño… Pero no lo hizo. Pensaba, pobre iluso, rentabilizar el silencio. Y el silencio siempre es cómplice del delito. Y le ha estallado en pleno bigote. Ahora no le libran ni sus requiebros gallegos.

 

Pero a engaño, engaño… no se quejen. ¿Quién se deja engañar por un político hoy en día? O un cínico o un nini. Todos sabemos a qué atenernos. Y aunque escueza también sabemos la solución. Sí o sí. Porque nadie alzó la voz cuando se beneficiaba de dádivas y despilfarro, ni llamó a rebato para que se contuviera el derroche. Es que hay una gran diferencia entre recibir y que ya no haya de dónde darte. Y a mí también me jode.  Porque no me tocó mi parte cuando otros recibían y ahora me toca pagar el pato como al que más.

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